La jericalla y el flan se caracterizan por ser de los postres más reconocidos y esperados por las personas después de una buena comida y aunque son similares, existen entre ellos varias diferencias que abarcan desde su historia hasta sus ingredientes.
Por Pamela Trejo.
La jericalla
La jericalla es por excelencia un postre tapatío, aunque en sus orígenes encontramos el intercambio entre conocimientos alimentarios con Europa. Se dice que la jericalla tiene ese nombre debido a Jerica, el pueblo de la provincia de Castellón, en Valencia, España. Esto, debido al lugar de origen de la monja que creó este delicioso postre.
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Se dice que esta monja, con sus conocimientos en la cocina europea, trató de replicar la natilla española para ofrecerla a los niños del Hospicio Cabañas, pues en el siglo XIX albergaban y cuidaban a niños huérfanos. En esta replica utilizó: leche, canela, azúcar, huevo y vainilla, pero al momento de hornearlo y gracias a sus ocupaciones, se sobre quemó por la parte de arriba, dejando un sabor especial a la preparación.
Y es así como se replica la receta debido al agrado de los que probaron esta nuevo sabor en la jericalla, que posteriromente se volvió un postre representativo de Jalisco.
El flan
Los registros más antiguos que se conocen del flan datan de la época de los romanos, pues es en este tiempo en el que comienzan a domesticar las gallinas y a utilizar sus huevos para el consumo en sus recetas.
En ese tiempo, el nombre del flan era tyropatina, el antecesor de la receta original, que consistía en huevos cuajados con diferentes combinaciones salsadas o dulces.
No fue sino hasta el siglo VII que se le comenzó a llamar flan, que en francés significa “torta plana”.
En Francia y en Europa se empezó a servir con una salsa de caramelo con la que este postre alcanzó la inmortalidad.
Diferencias
La primera de las diferencias que encontramos en la actualidad, entre la jericalla y el flan está en los ingredientes.
Mientras la jericalla se hace con huevos, leche de vaca, azúcar, huevos y canela; el flan se realiza con leche evaporada, leche condensada, huevos, canela y en alguna que otra ocasión, queso crema, esto hace que el flan tenga una consistencia un poco más espesa y cremosa, además de que el flan lleva específicamente una salsa de caramelo que lo cubre.
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En tanto, la jericalla tiene una consistencia más tersa y menos consistente, también a este postre se le pasa un soplete en la parte de arriba para que quede un poco quemado.
La realidad es que, si prestamos atención al postre que estamos consumiendo, vamos a notar las delicadas diferencias entre estas dos recetas, pero sólo tú decides con cuál te quedas.