Ernest Hemingway fue un escritor, periodista y uno de los principales novelistas del siglo XX.
A este gran escritor de la literatura clásica y ganador del premio nobel, le gustaba la buena comida.
Por Pamela Trejo.
La generación perdida
El término de la generación perdida es acuñado por Ernest Hemingway, el cual se refiere a una generación de jóvenes que se encontró afectada tanto económica, como psicológicamente, por la Primera Guerra Mundial.
Dentro del concepto literario, son aquellos muchachos ilustres que vivieron en Europa y buscaron el arte de encontrar el sentido de la vida.
Este novelista llegó a París entre 1921 y 1926, compartiendo con otras personas el ambiente bohemio, de resistencia y de desafíos.
Con todos estos nuevos ideales, las mujeres y los hombres, encontraban diferentes lugarcitos gastronómicos en los que se reunían a conversar sobre los nuevos ideales de la sociedad.
Hemingway comienza (sin tener idea) un recorrido gastronómico, que tiempo después todos querrían recorrer.
Ernest Hemingway en Paris
París siempre ha sido una de las capitales del arte y el buen comer.
Esto no pasó desapercibido por Hemingway, pues desde su llegada a estas tierras, descubrió un sinfín de lugares que fueron parte importante de su imaginación como buen escritor.
La Closerie de Lilas
Este lugar era y sigue siendo reconocido como una cafetería y piano bar, muy mítico y representativo en esta ciudad.
Aquí el famoso escritor, se encontraba principalmente con F. Scott Fitzgerald, otro reconocido novelista, con el que trabajaba en sus artículos y novelas.
En este lugar se dice que escribió su primer libro “Fiesta”.
Te puede interesar: “Gran diccionario de cocina”, el recetario del escritor Alejandro Dumas
Café Les Deux Margot
Éste fue el primer café que conoció el gran novelista, en sus inicios como periodista en Toronto Star y en su llegada a la capital francesa.
El lugar, en la actualidad, tiene un retrato de Hemingway como una decoración conmemorativa de su cafetería, la cual le abrió la puertas para sus siguientes aventuras literarias.
El recorrido por la Habana
La llegada de Ernest Hemingway a la Habana, Cuba, fue en el año 1940.
Se dice que se hospedó en el hotel “Ambos Mundos”, en la calle de Obispo.
A lo largo de esta calle existían dos bares muy famosos, lo cuales recorría por la noche con singular simpatía, los que posteriormente decoraron con la temática de “El viejo y el mar” como acto conmemorativo de la visita del gran novelista.
El Floridita, “la cuna del daiquirí”
Este lugar abrió en 1817 y se fue haciendo muy famoso, cuando llegó el novelista a este restaurante, quedó prendido y sus visitas se fueron haciendo más constantes.
Por esas fechas, Hemingway escribió “Por quién doblan las campanas”, con ayuda de dos o tres daiquiris.
Te puede interesar: Galileo Galilei, de la astronomía al gusto por la buena mesa
En la actualidad, en la Floridita existen dos platillos en honor al escritor, el primero es un coctel de camarones estilo Hemingway (que era como le gustaba su platillo), que están sazonados en jugo de limón, sal y pimienta.
El segundo es Papa y Mary, en los que se combina un platillo de tierra y mar, con proteínas que le gustaban a él y a su esposa, con la que se casó en el año de 1946.
La Bodeguita del Medio
Otro de los lugares predilectos de este gran escritor era la Bodeguita del Medio.
Visitaba este restaurante usualmente, tanto así, que siempre había un lugar disponible para él.
En este lugar comía una hamburguesa (su predilecta) llamada Papa´s Hamburguer, que lleva carne de ternera, ajo, cebolla, huevo y especias.
Ernet Hemingway murió en Estados Unidos en 1961 y ante la prohibición de este país a Cuba, su esposa tuvo que pedir un permiso especial para poder entrar y recuperar algunos escritos del novelista, entre estos archivos que ahora se encuentran en John. F. Kenedy Presidential Library and Museum, se descubrió una hoja que contiene la receta de esta hamburguesa que volvía loco a este gran escritor y amante de la buena cocina.