Foto de Flickr/Antón Díaz
Las mujeres en el mundo tienen toda una historia en la cocina; lo mismo de sus casas, que de restaurantes. Aunque se trata de una labor que muchas veces se les asigna por estereotipo, también es cierto que les permite ejercer de forma profesional actividades similares a las de su hogar, al punto de que al momento son más de la mitad de la fuerza productiva de la industria en el mundo. Ahora, ¿quiénes de estas mujeres ostentan estrellas Michelin?
A las mujeres se les asignan roles dentro de la cocina del hogar por estereotipo. Pero, al mismo tiempo, la mayoría de los puestos prestigiosos de la industria restaurantera están ocupados por hombres. Para las pocas mujeres que consiguen superar la discriminación y llegar a los puestos de mando, queda todavía el reto de enfrentarse a una estructura que glorifica los estereotipos machistas y que, tácitamente, condona el acoso.
Por otro lado, para muchas mujeres en situación de vulnerabilidad, la cocina es una de las pocas actividades económicas que culturalmente se les permite realizar, porque “les corresponde”, al parecerse a sus tareas domésticas. Lo anterior, aunque discriminatorio, les permite cierta independencia económica y también compartir el espacio público, históricamente reservado para los varones.
Además, los hombres tienen otra ventaja: para ellos es más fácil salirse de casa por las largas jornadas que implica la profesión de cocinero, mientras que sus esposas se quedan en casa cuidando de los hijos. Ellas, por el contrario, a veces tienen que elegir.
Las mujeres y las estrellas Michelin
En la prestigiosa Guía Michelin, que nació en 1900 y empezó a hablar de restaurantes en 1920, las mujeres no alcanzan a sumar ni el 4% de las personas galardonadas. Y algunas de las que figuran en la lista están ahí porque han heredado las estrellas de sus antecesores varones o porque comparten las labores del restaurante con sus esposos.
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Esto no solo habla de que las mujeres son menos visibles para los comensales y para las guías que reconocen y evalúan a la industria restaurantera, sino que también tienen menos participación en los puestos de mando, porque, eso sí, aproximadamente el 50 % de las asalariadas son ellas.
Algunas de las primeras mujeres en obtener el máximo galardón de la Guía Michelin, las tres estrellas, fueron Eugenie Brazier, que obtuvo las tres estrellas en 1933 y que entrenó en las cocinas de su restaurante La Mere Brazier al mismísimo Paul Bocuse; Marie Bourgeois, que mantuvo las tres estrellas entre 1933 y 1937 por su restaurante La Mere Bourgeous; y Marguerite Bise, que ganó las tres estrellas en 1951 por su restaurante Auberge du Pere Bise.
¿Quiénes son las mujeres que tienen tres estrellas Michelin hoy?
Actualmente, pocas mujeres jefas de cocina son reconocidas por este galardón. Una de ellas es Dominique Crenn, por su restaurante Atelier Crenn en San Francisco. También Elena Arzak, hija del cocinero Juan Mari Arzak, de quien heredó el reconocimiento. La profesional está actualmente a la cabeza del restaurante Arzak en San Sebastián, España.
La francesa Annie Feolde es la mujer que ha sostenido el galardón por más tiempo en la actualidad: si restaurante Enoteca Pinchiorri, ubicado en Florencia, obtuvo las tres estrellas en 1992. Feolde maneja este establecimiento junto con su esposo, Goirgio Pinchiorri, que es el sommelier.
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La chef francesa Anne-Sophie Pic es otra de las mujeres reconocidas con tres estrellas Michelin por el Restaurante Maison Pic ubicado en Valence, Francia. Pic también heredó el reconocimiento de su padre, que llevaba el restaurante antes que ella. Tal es el caso de Nadia Santini, condecorada por el restaurante familiar Dal Pescatore Santini, que recibió las tres estrellas en 1996.
Una de las más jóvenes, reconocida por el restaurante que abrió a los 29 años de edad, es Clare Smyth, que ganó las tres estrellas este 2021 por su restaurante Core by Clare Smyth en Londres. Y también reconocida este año fue Helene Darroze, que ganó la tercera estrella para su restaurante Helene Darroze at The Connaught en Londres. También hay que reconocer a Carmen Ruscadella, que ganó la tercera estrella para su restaurante Sant Pau en 2006. Hoy, establecimiento está cerrado permanentemente.
Esperamos ver más mujeres en este ranking en los años por venir. Especialmente porque, para que eso ocurra, se les deberán de garantizar oportunidades iguales que a sus colegas varones. Al final, ellas ya suman la mitad de la fuerza laboral de la industria de alimentos y bebidas.