Leonora Carrington fue una de las artistas surrealistas más prominentes de su época. Su increíble imaginación y su gran talento lograron fusionar la cocina en varias de sus obras.
Por Pamela Trejo.
Su historia
Esta gran artista nace en Lancasher, Inglaterra en 1917 en una familia acomodada.
Su padre era un acaudalado empresario que vivía con la esperanza de ver a su hija crecer y casarse con un buen hombre que le fuera a proveer por el resto de su vida, sin embargo y gracias a las leyendas y mitos celtas que su madre y nana le contaban, Leonora Carrington fue forjando su propia vida, llena de imaginación y mística desde muy pequeña.
Con el correr del reloj y su gran carácter se fue abriendo paso a si misma para cumplir sus más anhelados deseos.
En una cena que se realizó en Londres, conoció a Max Ernst, uno de los artistas surrealistas más importantes de 1930, los dos se enamoraron y es en ese momento en el que el estudio, la perseverancia y el talento crecieron cada día más en esta artista.
La Segunda Guerra Mundial y la llegada a México
Este romance se vió perjudicado con la llegada de los conflictos bélicos, Ernst fue apresado mientras Leonora huyó a España.
Dentro de todos estos problemas su mente comenzó a deteriorarse, así que su familia decidió internarla en el hospital psiquiátrico de Santander y en camino a otro internado logró escapar y llegar a la embajada mexicana, para 1941 se estableció en México.
Gracias a las políticas migratorias del presidente en turno, Lázaro Cárdenas, ella y otros artistas como Remedios Varo (amigas íntimas) pudieron desarrollarse en nuestro país.
Es en esta etapa en la que el potencial artístico de esta pintora explotó, se unió al movimiento feminista y se convirtió en una de las más reconocidas artistas que siguen viviendo en la memoria colectiva de los mexicanos y del mundo entero.
Leonora Carrington y la cocina
Después de esta breve pero muy importante biografía, nos seguimos preguntando ¿y que tiene que ver esta artista con la cocina? Sus obras varían entre, culturas, tejidos, escritura, pero dentro de las vanguardias artísticas de sus pinturas es en dónde encontramos elementos mágicos de la cocina.
Te puede interesar: Los bodegones, su origen y el arte gastronómico en las pinturas
Para Leonora Carrington, la cocina estaba llena de simbolismos, el cocinar no era parte de un momento cotidiano, más bien representaba un momento mágico en el que principalmente, las conexiones ancestrales, las mujeres, las brujas y todos los procesos del universo ilusorio y mágico se unían en este espacio exorbitante.
La alquimia de los ingredientes, junto con la cocción, la magia, los encantamientos y curaciones que se crean dentro de los cazos, cazuelas y demás utensilios.
Sus pinturas y el mundo alimentario
Whitney Cadwick, historiadora del arte, escribió en una nota que Leonora relaciona “los procesos alquímicos con los de la pintura y la cocina, seleccionados cuidadosamente; una metáfora que aúna la función tradicional de la mujer como alimentadora de la especie con la de la transformación mágica de formas y colores.
Sus conocidos recuerdan que la artista era una increíble cocinera y que sus recetas tenían el mestizaje húngaro y mexicano. Cada uno de los platillos que realizaba a sus invitados era elaborado meticulosamente, algo así como magia en el paladar y los sentidos.
Te puede interesar: Pablo Picasso y la comida en sus pinturas
Entre sus cuadros con referencias gastronómicas encontramos: “La casa elefante”, “La comida de Lord Candlestick”, “Las solteronas”.
En cuanto a la relación con México y su gastronomía es la pintura “La cocina aromática de la abuela Moorhead”, esta pintura representa el encuentro entre Leonora Carrington que se dio en el ex convento de Santa Rosa en Puebla, con el mole poblano.
En la pintura se observan las hornillas tradicionales de una cocina conventual y en el comal una variedad de ingredientes listos para ser mole.
Ahora ya sabes que el arte y las cuestiones culinarias están plenamente ligados a las magníficas obras de esta gran artista.