Los romeritos son un alimento típico navideño, pero ¿sabes porqué se les considera de ese modo?, ¿Cuál es su origen o siquiera qué son?. Si la respuesta es no, sigue leyendo.
Por Sandra Carolina Jiménez Pedroza.
¿Qué son los romeritos?
Los romeritos son quelites salados, es decir, hojas y tallos de la planta llamada Suaeda torreyana S. Watson, los cuales no poseen aroma. Asimismo, otra peculiaridad de estos quelites es que no se pueden consumir crudos, para ingerirlos es necesario cocerlos con agua con tequesquite. Hecho esto, ya es posible agregarlos al guiso o salsa de tu preferencia, como el revoltijo.
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Origen
Antes de la Conquista, los aztecas consumían los quelites con frecuencia, sin embargo, una vez que llegaron los españoles la ingesta decayó. Pero estos se popularizaron, en primer lugar, gracias a la creación del revoltijo, cuyo nombre nace por ser la unión de ingredientes europeos y mexicanos.
Este platillo surgió durante el Virreinato debido a unas monjas, quienes ante los problemas económicos decidieron utilizar los recursos que tenían. Estos insumos eran los romeritos cocidos y tortitas de camarón que se añadían a una salsa similar al mole.
Dicho esto, la otra razón del éxito de los romeritos fue por su gran valor nutricional, algo que ya sabía desde la época prehispánica. Pues, por un lado, su consumo previene la oxidación de las células, ayuda a mantener huesos sanos, combate el estreñimiento y contiene vitamina B2.
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¿Por qué se sirven romeritos en las fiestas decembrinas?
Los romeritos son un ingrediente clave desde el período virreinal. Al principio, como sustituto de la carne roja durante la Cuaresma, pero después su consumo se incluyó en otras fiestas como Navidad y Año Nuevo. De igual modo, es normal encontrarlos como guarnición de algún platillo hecho a base de mariscos y pescado.
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¿Dónde se consiguen?
Los romeritos están en todo el país, especialmente en la zona norte y centro en donde abundan como maleza hasta alcanzar el metro de altura. Por ello, es posible recolectarlos todo el año. Así que si vas al tianguis o a un mercado los encontrarás fácilmente, ya sea en kilo o en manojo.
Eso sí, revisa que no estén húmedos porque eso significaría que se pudrirán más rápido y te complicará la preparación de la cena navideña.