Todos los mexicanos al momento de escuchar ¿quieres una gloria? Se nos viene a la mente un sabor dulce y lleno de tropiezos de nuez, definitivamente un dulce que ofrecemos como postre.
Por Pamela Trejo.
Los dulces de leche en México
La creación de los dulces de leche en tierras mexicanas surge con la llegada de los españoles, quienes trajeron consigo la leche que, en Mesoamérica, en ese entonces era desconocida.
Sin embargo, las combinaciones que se fueron logrando a base de prueba y error, lograron hacer que la leche y sus inventos fueran prevaleciendo y progresando.
Te puede interesar: El origen de los dulces de convento en México
A finales del siglo XVII, como menciona Paco Ignacio Taibo en su libro “Encuentro entre dos fogones”, la construcción de los conventos y la invención dentro de las cocinas por parte de las monjas, lograron crear nuevos y deliciosos bocadillos dulces (como las glorias), que siguen siendo parte de los alimentos tradicionales de México.
En estos conventos, el olor a leche quemada, azúcar, masa, chocolate y otros ingredientes, inundaba la cocina. Las monjas se levantaban desde muy temprano y después de sus oraciones se disponían a crear los dulces y alguna que otra bebida, que pasó a dejar su huella hasta los tiempos actuales.
Los dulces se elaboraban principalmente para los obispos, los curas y algunos invitados que apoyaban con dinero para mantener sus conventos.
Las glorias
Las glorias forman parte de este cúmulo del sabor a leche quemada. Las recordamos siempre con este papel celofán rojo tan característico del dulce de leche.
Y aunque se encuentran dentro de toda la República Mexicana, es muy común verlas en los aeropuertos y estaciones de autoservicio, en las que se venden como un souvenir.
Te puede interesar: Tips de Yuri de Gortari para preparar dulces mexicanos
Se dice que las glorias son originarias de Linares, Nuevo León, a este estado llegaron los hijos de los judíos expulsados y en el intercambio de las recetas que trajeron de Medio Oriente, junto con los misioneros franciscanos, se crearon estos dulces de leche, según describe la escritora Gaby Tejeda.
Estos inicios de los dulces elaborados por las monjas, eran preparados con leche de cabra o bronca y utilizaban una combinación de piñones, nueces, pepitas de calabaza, frutas secas, entre muchas otras.
Un invento dulce
Se dice que una señora llamada: Natalia Medina Núñez, comenzó a hacer estos dulces que consisten en leche quemada y trocitos de nuez, para eventos locales y también para disminuir el tamaño de las marquetas (las tabletas de cacahuates o nuez con miel que conocemos) dando como resultado estos pequeños bocados de leche quemada envueltos en celofán rojo.
Posteriormente, su aceptación entre los pobladores fue tanta, que le pedían que hiciera más de “esos dulces que saben a gloria”, una de las leyendas cuenta que es por esta frase que se le queda el nombre de glorias.
Otra de las leyendas, dice que en las entrevistas, la señora Natalia comentaba que sus dulces no tenían nombre y como comenzaban a hacerse famosos, decidió ir a registrarlos para que así fueran de su propiedad intelectual, pero al momento en el que le pidieron el nombre de su marca, sólo se acordó de su pequeña nietecita llamada Gloria.
Las glorias que se dice son las originales, son las que se comercian con el nombre de “Marquetería la Guadalupana”, de Linares.