José Agustín Arrieta nació a principios del siglo XIX en lo que actualmente llamamos Tlaxcala.
Sin embargo, durante su infancia, su familia y él se mudaron a Puebla.
Ahí, el entonces joven asistió a la Academia de Bellas Artes, en donde años después presentó gran parte de sus obras, entre ellas, sus bodegones.
Más tarde, esos bodegones serían exhibidos en la Academia de San Carlos y en otros lugares de élite hasta hoy por la técnica del autor.
Así pues, con el afán de contribuir a la difusión de este artista, te hablaremos sobre su trabajo con esta rama de la pintura llamada bodegón.
Por Sandra Carolina Jiménez Pedroza.
¿Qué es el bodegón?
El bodegón es una rama de la pintura que representa alimentos, bebidas, flores y todo tipo de objetos inertes.
Además, de acuerdo a María Victoria Legido-García, en España se popularizó el término “bodegón” en vez de “naturaleza muerta” porque en la bodega se almacenaba la comida y la bebida.
Asimismo, conviene recordar que, como dice Karina Andrea Román Díaz:
Los bodegones no son sólo composiciones para contemplar, sino que también hablan de un tema o idea de lo que consumimos o está a nuestro alcance consumir.
Así pues, los bodegones son testimonios de una época, de la vida y la muerte.
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Los bodegones de José Agustín Arrieta
En la ponencia titulada “La gastronomía en la pintura de género”, Ana Leticia Carpizo analiza grosso modo algunos de los bodegones de José Agustín Arrieta.
Esto porque las obras de este artista ilustran no sólo los productos típicos de la época, sino también sus costumbres.
De igual modo, Carpizo comenta que Arrieta produjo su obra en el siglo XIX, durante el período independentista, pintando incluso alegorías patrias.
No obstante, se le reconoce por sus bodegones, los cuales muestran “escenas culinarias típicas mexicanas”.
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También, hay otros tres aspectos que resalta Carpizo.
El primero de ellos es la intención del autor de revalorizar las cerámicas poblanas y la vidriería regional.
El segundo es el deseo de Arrieta de “colocar al espectador en un espacio de deleite”, en el cual somos capaces prácticamente de oler la comida, así como de conocer un poco de la diversidad de México.
Y finalmente, el carácter popular-culto del artista.
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Esto último, lo retoma Carpizo de la conferencia de Angélica Velázquez llamada “Los bodegones de José Agustín Arrieta (1803-1874): un género para los sentidos”.
En ésta, se habla sobre la influencia de artistas del norte de Europa en la obra del mexicano y acerca de cómo él retoma esos modelos para ubicarlos en su propio contexto.
En suma, José Agustín Arrieta fue un hombre conocedor del arte, cuyo interés fue producir deleite por medio de sus bodegones, los cuales a día de hoy seducen a más de uno.