En más de una ocasión nos hemos encontrado con las semillas de calabaza durante esta temporada del año. Aprovecharlas como un alimento más no es algo nuevo, pues su versatilidad y perfil nutricional se ha analizado durante varios años. En México, las conocemos popularmente como pepitas y son exquisitas. Pero, su potencial va mucho más allá de ser una simple botana. A continuación, te contamos sobre los beneficios de esta parte que para nada es un desperdicio.
Por: Desiree Perea
Es completamente seguro comer semillas de calabaza
La versatilidad de estas semillas no es lo único que ha hecho que sean un ingrediente popular a nivel mundial. Antes de adentrarnos en su potencial culinario, vale la pena analizar las propiedades que concentran las semillas de calabaza. En primer lugar, el aporte de proteína suma a su popularidad dentro de la categoría de superalimentos; una porción de 100g presume hasta 30g de proteína vegetal. Para personas vegetarianas o veganas, su consumo no es opcional.
Las semillas de calabaza también son una fuente importante de grasas saludables, las cuales son cruciales para cuidar de la salud cardiovascular. Dentro del listado de minerales que poseen, destaca el zinc, magnesio y el hierro. En dietas de deportistas son un alimento sumamente importante pues suman de manera positiva a la función y recuperación muscular.

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También presume un porcentaje importante de fibra que es crucial para el buen funcionamiento del sistema digestivo. Las semillas de calabaza se convierten en grandes aliados para personas que sufren de estreñimiento; además de que permiten mantener al cuerpo satisfecho por más tiempo. Al cortar la calabaza de Castilla, la atención se va por completo a la pulpa, pero esto no tiene por qué restarle importancia a las semillas.
Usos en la cocina salada y dulce
Ahora, pasando a la presencia y versatilidad de las semillas de calabaza, también hay mucho que analizar. A simple vista, podrían pasar como un simple snack o botana entre comidas, pero su potencial va mucho más allá. Una vez que se extraen del interior, es importante enjuagarlas perfectamente para retirar cualquier resto de pulpa.
Sin importar la forma en que se van a aprovechar, es crucial tostarlas antes de consumirlas. ¿La razón? Simple, es más fácil que el organismo las digiera. El procedimiento es realmente sencillo; una vez que están completamente limpias, se colocan sobre una charola y se rocían con un poco de aceite. Deben hornearse por máximo 25 minutos y deben mezclarse de manera ocasional para que todas se cocinen a la perfección.

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En algunas ocasiones, la cáscara es tan delgada que también se puede consumir. Sin embargo, para recetas como salsas o moles, lo ideal es retirarla para poder obtener una textura tersa. También se aprovechan como elemento crujiente en ensaladas o sopas; al preparar una crema de calabaza, se agregan las semillas como elemento decorativo y para jugar con las texturas.
No es difícil imaginar la presencia de las semillas de calabaza en la categoría de postres. Al momento de tostarlas, es posible barnizarlas con un poco de mantequilla y agregar azúcar para lograr una botana dulce. Asimismo, se utilizan como elemento decorativo en pasteles o panqués, usualmente también se caramelizan. Dentro del universo de dulces típicos mexicanos, suelen ser un elemento común en palanquetas, alegrías y las obleas de colores.
Está más que claro que la presencia de las semillas de calabaza en la dieta humana no es casualidad. Aprovecharlas es una práctica que combina nutrición, tradición y sostenibilidad. Lo que a simple vista parece un simple residuo, hoy es representa un ingrediente versátil, sabroso y saludable. Si vas a aprovechar este ingrediente de temporada en casa, asegúrate de no desechar las semillas, pues presumen gran potencial.
