El postre es un plato de sabor dulce o agridulce que suele servirse al final de la comida, o bien, como merienda. Algunos de los postres más famosos del mundo son pasteles, gelatinas, helados o dulces; no obstante, en la región Valle del Mezquital, ubicada en el estado de Hidalgo, el más tradicional de las comunidades originarias son los tamalitos de piloncillo.
Por Scarlette Trejo
Foto de Scarlette Trejo.
¿Cómo se hacen los tamalitos de piloncillo?
Este plato consiste en un pequeño tamal elaborado de maíz morado, piloncillo, anís y canela, y es utilizado, además, como ofrenda para los niños difuntos todos los 1° de noviembre.
Su elaboración es similar a la de un tamal común; sin embargo, al momento de moler la masa se le incorporan los demás ingredientes, siendo estos los responsables de otorgarle un color oscuro característico tanto al tamal, como a la hoja. Cabe mencionar que éste puede consumirse solo, o acompañado de atole de agua miel o de masa.
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Una tradición en riesgo
El tamalito de piloncillo, o tamal dulce, como algunos lo nombran, se deja enfriar por una noche pues, de comerse caliente, “te infla la panza”, asegura la señora Aurelia, originaria de la comunidad de San Nicolás, Ixmiquilpan, y quien desde hace más de 30 años elabora esta receta tan simbólica de la región.
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La señora Aurelia cuenta que este postre lo elaboran en su localidad desde hace mucho tiempo y que actualmente ella es una de las pocas personas que conservan la tradición: elaborándolo y vendiéndolo los días lunes en el tianguis del municipio. Aurelia cuenta que es más apreciado por las personas adultas, que por lo jóvenes o niños.
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El tamal de piloncillo es también utilizado en las ofrendas para los Santos Patronos de las iglesias del municipio, como el de San Nicolás de Tolentino, una comunidad en donde cada septiembre se lleva a cabo la tradicional molienda de chocolate y la vendimia del charape (así se le conoce en la zona al curado de pulque).
