Por: Myrna I. Martínez
Netflix puso en una batidora todos los ingredientes para hacer el espectacular reality de cocina Todo el mundo a la mesa (The Final Table), en el que los concursantes no pelean por un premio en efectivo, sino por la gloria de sentarse en la “mesa final” junto a un prestigiado grupo de chefs.
Los ingredientes de este programa, estrenado el 20 de noviembre, son: la conducción de Andrew Knowlton, editor en jefe de Bon Appétit; la producción de Robin Ashbrook y Yasmin Shackleton, también creadores de Master Chef; nueve leyendas de la cocina internacional; celebridades del espectáculo y los deportes; críticos gastronómicos y, sobre todo, 24 concursantes de gran nivel, algunos de ellos con estrellas Michelin.
¿Hay Estrellas Michelin en México?
En los primeros episodios la mezcla de elementos no cuaja en su totalidad – sobre todo la presencia de celebridades -; algunos de los participantes se perciben confundidos por los comentarios, pero al final se brinda un platillo televisivo redondo, con sabores explosivos, dulces, salados y amargos.
Los participantes
La productora de Todo el mundo a la mesa, Yasmin Shackleton, comentó al sitio Bustle que el reto de este programa fue asegurarse de que todos los participantes merecieran estar en el show: “al final, tenemos un elenco que jamás imaginamos conseguir”.
Los 24 chefs seleccionados provienen de 15 países; la mayoría son dueños de sus propios restaurantes y cuentan con una trayectoria consolidada – algunos más que otros – en sus países o en el lugar en donde ejercen su profesión.
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No hay que perder de vista a:
Shane Osborn, dueño de Arcane, en Hong Kong, y primer australiano en conseguir dos estrellas Michelin cuando estuvo al frente de Pied à Terre, de Londres. Recientemente, Arcane recibió su primera estrella Michelin.
Mark Best, uno de los chefs más reconocidos en Australia. Con el emblemático Marque, cerrado en 2016, obtuvo el galardón “Breakthrough Award” en los World’s 50 Best Restaurants de 2010. Actualmente dirige Bistro a bordo del crucero Genting Dream.
El chef japonés Shin Takagi, propietario de Zeniya, en Kanasawa, restaurante que actualmente ostenta dos estrellas Michelin.
El texano Timothy Hollingsworth, quien fue cocinero del célebre restaurante The French Laundry de Thomas Keller, y actualmente es el chef y propietario Otium, en Los Ángeles.
El sabor mexicano lo brindan: el poblano Ángel Vázquez, propietario de Intro, y quien, presume en el programa, ha cocinado para dos papas y dos presidentes mexicanos; también se encuentra Esdras Ochoa, conocido como “El rey del taco”, quien cuenta con restaurantes en Los Ángeles, Mexicali, Hong Kong y Bombay; y la chef y promotora gastronómica Colibrí Jiménez, autora del libro Una Aventura Gastronómica.
Destino final: La mesa de los chefs legendarios
Además de los ingredientes, Todo el mundo a la mesa cuenta con una novedosa técnica en su formato y producción.
Todos los capítulos – excepto la final – están dedicados a un país distinto y brinda al espectador y a los concursantes un pasaporte culinario a través de nueve cocinas del mundo: Francia, Brasil, India, Japón, Italia, Reino Unido, España, Estados Unidos y México.
En cada uno de los episodios, los concursantes se enfrentan a dos retos. En la primera fase conocen a tres “embajadores” del país en turno, celebridades que pueden ser actores (Colin Hanks) o actrices (Martha Higareda), cantantes (Miguel Bosé, Bebel Gilberto), modelos (Alessandra Ambrosio) o deportistas (Alessandro del Piero), y críticos gastronómicos, quienes retan a los chefs – divididos en 12 parejas – a preparar un platillo representativo.
Algunos de los comentarios de las celebridades son acertados y cumplen con su labor de comensal-embajador, pero hay algunos que salen sobrando y no aportan una verdadera retroalimentación al equipo, como por ejemplo, los del boxeador Julio César Chávez, embajador de México, cuya opinión se limita a “pica” y ”no pica”.
Los participantes se muestran más interesados en impresionar a los críticos gastronómicos, y más si entre los nombres se encuentran Jay Rayner, Sam Sifton y el legendario Andre Petrini, entre otros.
Los tres platillos que no cumplieron con las expectativas de los embajadores tienen que enfrentarse en el desafío final, donde tienen que cocinar frente una leyenda de la gastronomía de cada país e integrante de la mesa final: Enrique Olvera (México), Andoni Aduriz (España), Clare Smyth (Reino Unido), Helena Rizzo (Brasil), Vineet Bhatia (India), Grant Achatz (EUA), Carlo Cracco (Italia), Yoshihiro Narisawa (Japón) y Anne-Sophie Pic (Francia).
Esta sección del programa es la más emocionante. A pesar de los nervios y de correr el riesgo de ser eliminados, los concursantes se esmeran por impresionar a sus héroes y, aunque sean eliminados, siempre agradecen la experiencia y al final la derrota no es tan amarga.
Tras recorrer las cocinas de nueve países, sólo llegan a la final dos parejas, pero en este punto se disuelven y los chefs tendrán que tomar la sartén por el mango de manera individual. El reto es crear un platillo insignia que los defina y que les dé su pase a la mesa final, junto a las nueve leyendas de la cocina mundial.