Muchas personas creen que las semillas de chan (Hyptis suaveolens) y chía (Salvia hispanica) son idénticas, pero no es así.
Ambas tienen muchas diferencias, tanto en el exterior como en el interior, sobre todo en éste último.
Por ello, hoy te platicaremos sobre algunas de estas características que las distinguen.
Así, cuando vayas al mercado, ya sabrás cuál es cada una sin mucho esfuerzo.
¡Comencemos!
Por Sandra Carolina Jiménez Pedroza.
Tamaño
La principal diferencial entre las semillas de chía y las de chan es el tamaño.
Por un lado, la chía es pequeña, similar al sésamo.
En tanto, el chan es un poco más grande, como una lenteja.
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Nutrientes
Según Gabriela de la Paz y Adriana Mendoza, el chan posee potasio, magnesio, calcio, aceites esenciales como el ácido linoleico y un alto contenido en fibra.
Por otra parte, a la chía se le considera fuente natural de ácidos grasos omega-3, fibra dietética y antioxidantes.
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Siembra
La chía se siembra de mayo a junio. Por otro lado, la semilla de chan florece todo el año y produce frutos en abundancia.
Así que puedes adquirir una bolsita de chan en cualquier momento, sin importar si es invierno o no.
Aunque lo mismo sucede con la chía, pues su popularidad aumentó hace un tiempo y esta semilla se puede almacenar para que esté disponible todo el año.
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Beneficios
El chan es frecuentemente utilizado contra la diarrea, para la preparación de refrescos e incluso como insecticida.
Mientras que, la chía se emplea para mejorar la digestión, mantener los niveles de azúcar en equilibrio, bajar de peso y reducir los factores de riesgo cardiovasculares.
Asimismo, con las semillas trituradas de la chía se puede elaborar un tipo de pinole.
Aroma
La chía no huele nada, sin embargo, se dice que cuando pasa el tiempo adquiere un olor desagradable.
Todo lo contrario a la semilla de chan, pues ésta se caracteriza por el bello aroma que desprende.
Así pues, como observaste, las diferencias entre estas semillas son difíciles de percibir, pero no imposibles.