Con el paso del tiempo, la alimentación humana ha evolucionado. Los cambios geográficos, ambientales, económicos y culturales de la sociedad han delineado distintas cocinas y prácticas de consumo. Una de ella, de gran importancia en México por el recordatorio que hace sobre el ser humano y su nexo con el medio ambiente –y hasta con relación con María Sabina– es la micofagia, o la alimentación a través de hongos.
La micofagia, o fungifagia, se define como el consumo de diversas setas y hongos (macro organismos que pueden crecer por encima o debajo del suelo), previo reconocimiento de su no toxicidad. En México, esta práctica presenta registros de carácter alimenticio y místico desde tiempos del Códice Borbónico.
En dicho códice hay una representación de Tláloc –dios del agua y la lluvia–, durante su intervención como ayudante del crecimiento de los hongos. Además, queda claro el uso de estos organismos como agentes alucinógenos en ceremonias y rituales religiosos.
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El número de especies de hongos comestibles en México tiene un incremento sostenido aproximado de tres variedades por año, según artículos científicos de la UNAM. En el 2014 se tenía una relación de 371 especies, por lo que se estima que en 2034 estén registradas alrededor de 500 especies.
Los estados que producen más hongos comestibles son: Puebla, Guanajuato, Querétaro, Oaxaca, Jalisco y el Estado de México.
Mamá Sabina y las revelaciones de los hongos
María Sabina Magdalena García, nacida en el municipio de Huautla de Jiménez, Oaxaca, era una curandera de origen mazateca que se instruyó en el mundo del chamanismo y la curación. Se sabe que los conocimientos que adquirió sobre el uso de hongos se deben a dos chamanes de su mismo linaje familiar.
Se sabe que María Sabina dedicó gran parte de su vida a conectarse con sus dioses de una manera espiritual y religiosa, mediante el consumo de hongos que producían efectos alucinógenos. Su conciencia se sometía a un estado de trance, entre cantos y rezos, con el fin de obtener visiones auto personales o de terceros para curar males.
Con el tiempo, la sabiduría de María Sabina rebasó fronteras y abrió paso a la etnomicología –el estudio de la relación entre las culturas indígenas y los hongos– así como un sinfín de estudios llevados a cabo en México y otras partes del mundo.
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Esta mujer oaxaqueña también fue reconocida por celebridades de la época, como Walt Disney, Jim Morrison Bob Dylan, John Lennon y Aldous Huxley, quienes buscaron su ayuda para encontrar una fuente de inspiración y sabiduría.
Beneficios de la micofagia
Los hongos, en su mayoría, contienen lignina: un tipo de fibra leñosa que actúa limpiando el tracto digestivo e intestinal y que evita el estreñimiento. Además, aumenta la sensación saciedad y previene la obesidad.
Estas organismos comestibles también contienen antioxidantes, que el cuerpo humano utiliza para eliminar los radicales libres, evitando que las células se oxiden rápidamente, se altere el ADN y se acelere el proceso de envejecimiento.
A diferencia de la carne, los hongos proporcionan un nivel de proteínas de fácil absorción, bajos índices de colesterol y de grasas saturadas. De igual manera, aportan vitaminas y minerales esenciales, que evitan las enfermedades cardiovasculares, y contienen vitaminas A, B1, B2, B3, C y D, que fortalecen la visión, el sistema inmunológico y ayudan a absorber otros nutrientes.
Y a ti, ¿te gusta practicar la micofagia?
Luis Ángel Cruz Simón es licenciado en gastronomía y apasionado en temas de patrimonio cultural gastronómico de México.