Para conocer la diferencia entre habano y puro consultamos a Pedro Moreno, CEO de la fábrica de puros que lleva su nombre. Moreno nos dijo cuáles son los puntos importantes a considerar a la hora de adquirirlos.
La marca Pedro Moreno está ubicada en San Andrés Tuxtla, en Veracruz; comenzó sus operaciones en 1997, y actualmente es una de las más renombradas del país.
Habanos
El habano cuenta con Denominación de Origen; esto quiere decir que no se puede llamar “habano” a ningún cigarro elaborado fuera de la isla de Cuba.
Los altos estándares de calidad los hacen únicos y difíciles de imitar. En Cuba, los procesos de riego, fermentación y torcido, son tan específicos que hacen de cada pieza una obra de arte. Nos dice Pedro que, muchas veces, comprar un habano en Cuba no implica que sea de calidad; sólo los conocedores pueden identificarlo y saber si les están dando “gato por liebre”.
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Puros
Por su parte, los puros o cigarros, como él les llama, se elaboran en Honduras, Nicaragua, República Dominicana y México. La palabra cigarro o cigar se utiliza para los “puros”; y “cigarrette” o cigarrillo, para los cigarros de bolsillo que encontramos en las tiendas de autoservicio.
Regresando a las diferencias, Pedro menciona que, a pesar de tener semillas de tabaco cubano en tierra mexicana, es muy difícil igualar el aroma, sabor y textura. En Cuba el suelo, la altitud y el clima son los que le aportan esos aromas al habano y, a pesar de tener tabaco de alta calidad en el país, no se puede imitar el estilo del habano cubano.
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Estilos de habanos y puros
Los habanos y los puros de calidad premium o alta gama siguen los mismos estándares de calidad, lo cual significa: tener las mejores cosechas de tabaco, el mejor torcido y las mejores hojas. Para que un tabaco sea premium debe llevar una mezcla de: Corojo con Habano 2000 (una semilla proveniente de Cuba que se ha cultivado en San Andrés Tuxtla, Veracruz). En México existen cuatro tipos de tabaco: negro de San Andrés, Corojo, Connecticut y Habano 2000.
Todos los puros o habanos, se hacen totalmente a mano, de la misma forma que históricamente se han confeccionado por los torcedores y torcedoras, cuyas experimentadas manos no pueden ser igualadas por las máquinas.
Para hacer los puros los torcedores usan una tabla de madera, dos cortadores (la chaveta y un pequeño casquillo), una guillotina, un pomo de goma vegetal natural insípida e incolora, el cepo (para verificar longitud y diámetro del puro) y lo más importante: la destreza de sus manos.