“No he despedido a ningún trabajador, pero estoy a punto de quebrar”, dice José Luis Eng Mascareñas, el dueño del tradicional Café El Popular, con sede en la calle 5 de mayo del Centro Histórico de la Ciudad de México.
Antes de la pandemia era común ver la fachada de este restaurante abarrotada de clientes, especialmente en fin de semana, sin embargo, las ventas han disminuido hasta en un 95%.
Foto: Flickr / Pablo Salvador
“La afectación comenzó desde la marcha del Día de la Mujer (el 8 de marzo), ese día (los manifestantes) rompieron un cancel y vidrios”, recuerda don José Luis en entrevista con este medio.
Este café de chinos se caracteriza por su servicio de 24 horas los 365 días del año, sin embargo, durante el movimiento “Un Día sin Mujeres”, que se llevó a cabo el 9 de marzo, debió bajar la cortina, pues entre el 70 y el 80 por ciento de las empleadas pertenecen al género femenino. “Y de ahí pa’ abajo”, añade el señor Eng.
En los más de 72 años de historia de este establecimiento no se había vivido una crisis similar a la provocada por coronavirus. Aún así la plantilla de empleados continúa completa con 130 trabajadores fijos entre meseros, cocineros, lavaplatos y más.
“Se les está pagando el salario mínimo, $135 pesos al día más alimentos; los empleados pueden comer dos veces por turno sin restricción de cantidad”, explica el empresario al frente de este negocio familiar.
Los ingresos del restaurante se han visto seriamente afectados pues al ofrecer precios bajos se depende en demasía del flujo de comensales. El restaurante debe estar lleno para generar recursos que le permitan cumplir con el pago de nómina y la renta de 250 mil pesos al mes, misma que no ha disminuido, ni se ha llegado a ningún acuerdo con el casero.
El fondo de ahorro millonario para emergencias ya se agotó; actualmente se están estableciendo nuevas medidas para permanecer a flote. Una de estas acciones es reducir el menú y ofrecer servicio de alimentos a domicilio.
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“Nunca habíamos tenido la necesidad de implementar entregas a domicilio porque teníamos muchos clientes y nos caracterizamos por ofrecer un servicio bueno y rápido”, comenta don José Luis. “Es una experiencia nueva para nosotros, mi preocupación es que la comida llegue bien “.
El Popular pasó los primeros dos meses solo con servicio para llevar, pero actualmente ya se encuentra en Rappi y Didi. La “Nueva Normalidad” es preocupante pues un aforo máximo del 30%, como se plantea en las medidas emitidas por el gobierno, no será suficiente para cubrir las deudas.
Foto: Flickr
Los proveedores de este restaurante también se han visto afectados de forma indirecta, El señor Eng y su equipo pasaron de comprar entre dos y tres toneladas de naranjas a la semana a solo 10 kilos, y ese es solo un ejemplo.
El éxito de El Popular durante 72 años
El Popular se fundó en 1948, o antes, pues la fecha no se conoce con exactitud, por Luis Eng (de origen oriental) y Felícitas Mascareñas, padres del actual dueño, como un café de chinos, tradicionales de los años 30 a los 50 en la Ciudad de México. Aunque primero se llamó El Bohemio.
Anteriormente los cafés de chinos tenían nombres en español; los más recientes son los que incluyen términos orientales, pues se remontan a la apertura de China, cuando la gente comenzó a poder emigrar de forma legal.
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“Eran comedores en los que se vendía comida popular mexicana y barata. Platillos muy sencillos, como huevos con jamón, enchiladas y chilaquiles, la particularidad era el café con leche y el pan dulce hecho en casa”, narra el señor Eng.
En el menú se conservan muchas de las recetas originales, aunque han tenido que adaptarse a la modernidad y ofrecer platillos especiales, como la cecina con chilaquiles, del cual aseguran ser pioneros en la CDMX.
“Los cafés de chinos estaban clasificados como baratos y mugrosos, tratamos de cambiar el aspecto mugroso, pero conservar nuestra imagen”, añade el restaurantero.
Lo que se mantiene intacto es el concepto de “negocio familiar”, antes, quien atendía la caja era el dueño o el hijo del dueño. A don José Luis de tocó ocupar esta posición desde los 10 años, más tarde, a los 14 trabajó en cocina y a los 16 en panadería. Hoy sus hijas participan como chef y encargada de comunicación.
Se dice que El Popular era frecuentado por Fidel Castro Ruz, aunque el señor Eng asegura que solo se trataba de “un cubano más”. Además de personalidades de la farándula y la política, este negocio también recibe, especialmente por las noches, a taxistas, policías y gente que sale de los hoteles cercanos, que son más de cinco.
Actualmente solo acepta dinero en efectivo, pues a don José Luis le parece inmoral que el banco cobre al cliente y también al restaurante; dice que prefiere ofrecer precios bajos.
Esperemos que este clásico de la capital mexicana permanezca por muchos años más y siga siendo un lugar de encuentro para desvelados, trabajadores y familias… “a la hora que se le antoje”. ¡Larga vida!
