Las medialunas son un elemento que no puede faltar en un buen plato de desayuno. Ya sea hechas en casa o compradas en panaderías locales, este pan argentino es considerado el primo hermano del croissant. Que sorpresivamente aunque se hizo popular bajo una denominación en francés, se originó bajo un contexto de enfrentamiento bélico y en otro país europeo.
Aquí te decimos lo necesario para identificar una autentica versión de este pan, además de las principales diferencias frente al croissant.
Por: Desiree Perea
A simple vista, la forma es la primera diferencia, la versión francesa es completamente recta. Asimismo, el tamaño de los croissants es considerablemente más grande, incluso pueden ir rellenos. En cambio, las medialunas son pequeñas y la forma es curveada, siendo una figura similar a la fase cuarto creciente de la luna.
Por otro lado, la textura de las creaciones argentinas es suave y con una terminación dulce. Cuando están recién salidas del horno, se barnizan con almíbar de naranja. Esto las hace más suaves, dejando de lado la parte crocante que encuentras en los croissants.
El tratamiento de la masa es un factor importante, para los croissants es una masa aireada, que puede comprobarse con los orificios al centro. Frente a las medialunas que son mucho más comprimidas. Esto hace que, aunque sean más pequeñas, pesan más que su versión francesa.
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Medialunas de grasa o de manteca
Comenzando por las conocidas como ‘de grasa’, la forma de esta versión es más delgada y con una masa delicada, como lo es el hojaldre, que prescinde del huevo. Y no llevan ningún elemento extra, dejando una medialuna completamente salada. Además de que mantiene lo crujiente al momento de comerlas. Perfecta para combinar con diferentes platillos.
Ahora, en cuanto a las ‘de manteca’ son más esponjosas y tienen un brillo característico cuando se ven en las vitrinas de las panaderías. También es una masa dulce, pues uno de los componentes es el azúcar. En este tipo, se observa una tonalidad amarilla al interior, pues en esta masa sí utilizan huevo.
Aunque pueden diferir algunas recetas, dependiendo de la enseñanza proveniente de generaciones más grandes. Tanto locales como turistas se enfrentan a la difícil decisión de encontrar su versión favorita, pero ambas son dignas de probarse al menos una vez.
El antepasado de ambas versiones
Viena tiene el título del lugar de origen donde se vió por primera vez el primer croissant, claro que con otro nombre. Justamente los expertos en el arte del pan, figuran como héroes en la historias. Pues gracias a su aviso a los ejércitos locales, ganaron la batalla, para honrar el gane.
Crearon un pan en forma de semicírculo, haciendo referencia a la figura de la bandera de los derrotados, el ejercito turco. El nombre que le dieron fue ‘Halbmond’, que se traduce del alemán como media luna. Y así fue como nació este pan que se volvió tan tradicional.
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