Nami, el primer sake hecho en México, nacido en Culiacán, Sinaloa, presentó su nueva imagen, en una cena a cargo de la chef Elena Reygadas, en el restaurante Tetetlán, localizado al sur de la ciudad.
La primera recomendación fue un crudo de kampachi y té limón acompañado con el Nami Junmai, un tipo de sake de color amarillo con notas frutales que remiten a manzana verde, lichi, guayaba y pera. Ligeramente dulce y fresco.
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Para continuar, y demostrar que el sake va bien con la gastronomía nacional, la sugerencia de la chef fue un tamal de quelites con mole verde y Nami Junmai Ginjo, cristalino con notas a ciruela, durazno y piña, además de a levadura y arroz. Su sabor es semi seco con notas frutales.
El tercer tiempo, y nuestro favorito, fueron unos ravioles de ricotta y limón amarillo, maridados con Nami Junmai Daignjo, la joya de la corona, cristalino con destellos dorados, de sabor delicado con notas florales y frutales, que recomienda beberse a 5°C.
Esta misma etiqueta acompañó al postre: peras con helado de estragón y flores de saúco. Una mezcla aromática y refrescante en boca.
SOBRE LA NUEVA IMAGEN
Nami significa “ola de mar” en japonés, por lo que las nuevas botellas incluyen una vírgula para simbolizar la ola y al mismo tiempo representar “lo que fluye”. Mientras que la paleta de colores se basa en tonalidades aguamarina, beige y negro, que representan las características de cada sake.
Con su nueva identidad, Nami es un reflejo del México contemporáneo y diverso, producto de una mezcla interesante de culturas pero a la vez vanguardista. Donde el sake puede ser protagonista de maridajes con gastronomía nacional.