Además de las abejas, las hormigas son grandes recolectoras de miel. De acuerdo con la literatura entomológica, las hormigas mieleras que hay en México se llaman Myrmecystus; en náhuatl se conocen bajo el nombre de necuázcatl y más comúnmente como vinguinas, que quiere decir, coloquialmente, repletas.
Por: Kyle Piispanen
La recolección de néctar es en primavera. Cuando florecen las plantas, ellas almacenan el dulce líquido en su abdomen para alimentar a sus compañeros que no lo pueden hacer.
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Por lo general estas hormigas se encuentran en suelos desérticos no cultivados y para hallarlas se requiere de un ojo entrenado en cuanto a la localización de colonias. Al detectarlas hay que tener cuidado al cavar en el nido para no lastimar a los delicados insectos. Viven a 20 o 40 centímetros bajo tierra; al llegar a ellas no hay por qué temerles, pues son pacíficas, no pican.
La recompensa es una gota, la cual se extrae de su abdomen. Quienes la han probado describen su sabor semejante al del vino tinto o las fresas silvestres; para mí saben a tepache ligeramente fermentado. Para la chef Karina Mejía de Raíz Polanco, las que se encuentran en Huitznahua, Tlaxcala, tiene notas de zarzamora fermentada, piloncillo y vainilla.
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Equilibran el ecosistema
Para proteger a estas especies es esencial respetar los conocimientos locales y los paisajes desérticos donde habitan. Aunque no ha sido bien estudiado, puede que tengan una gran importancia en la polinización de plantas.
Están en todo el planeta
En 2017 René Redzepi posteó en su cuenta de Instagram que las hormigas mieleras habían sido lo mejor que comió ese año. Y esto, en parte, es gracias al trabajo que ha hecho Nordic Food Labs al estudiar a las hormigas mieleras en Australia; la dulzura de esta especie de insecto se encuentra en las zonas cálidas y semiáridas, que incluyen el oeste de Estados Unidos y el continente africano.
¿Morir de dulzura?
La miel se extrae de su abdomen con la boca, como si fuera un beso, y después se dejan de nuevo en su nido para que sus células se regeneren. No obstante, ninguna teoría sostiene la supervivencia de la hormiga.