Estos dos ingredientes, han recorrido un largo camino para darse a conocer a nivel mundial. El ube y el taro son dos ingredientes que se hoy, presumen una popularidad única. Gracias a sus impresionantes colores, ambos se aprovechan al máximo en un sinfín de platillos. De este lado del mundo, permiten llevar la presentación final al siguiente nivel. Esto no quiere decir que deban confundirse, pues estamos hablando de productos completamente diferentes. A continuación, te contamos sobre las características que marcan la diferencia entre el ube y el taro.
Por: Desiree Perea
Características que permiten reconocer al ube
Recientemente, las redes se han llenado de contenido gastronómico donde este tipo de ñame morado es el protagonista. Comparte un lugar junto al taro dentro de la categoría de los tubérculos. El ube es un ingrediente nativo del sudeste asiático, donde Filipinas lo mantiene como uno de sus alimentos más preciados. Al interior, presume un color morado que es imposible de ignorar.
Concentra beneficios nutricionales que respaldan su presencia en la cocina actual. Se consume en una variedad de formas; desde un simple tubérculo cocido hasta purés y postres elaborados. Lo que realmente lo distingue es su sabor dulce y delicado. Aunque es difícil describir su sabor, la descripción que más se acerca es una mezcla sutil entre la vainilla y el pistache.

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Cuando se cocina, el ube desarrolla una textura almidonada y cremosa. Dentro del mercado, también es posible encontrar en polvo, para poder incluirlo en bebidas como licuados, smoothies o frappés. Más allá de aprovecharse como una guarnición (como ocurre con la papa), es un ingrediente favorito dentro de la repostería. ¿La razón? Su dulzor natural lo convierte en un gran aliado y sustituto de endulzante natural.
¿Qué hace que el taro sea diferente?
Ahora, el taro es uno de los cultivos más antiguos del mundo. Es un pilar de la cocina en Asia, Polinesia y África. Aunque algunas variedades también pueden tener un tono púrpura o lila, su color no es tan uniforme como el del ube. A simple vista, el taro está protegido por una cáscara seca de color grisácea. Al pertenecer a la categoría de tubérculos, las piezas no suelen mantener una figura o tamaño uniforme.
En cuanto al sabor, tiene un sabor neutro y terroso, con notas a nuez. Algunos comparan con la papa o la castaña. No es naturalmente dulce, lo que le confiere una mayor versatilidad tanto en preparaciones dulces como saladas. Su color realmente no aporta en la presentación de los platillos; sin embargo, la similitud de tonos mantiene al ube y al taro unidos.

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De hecho, la industria alimentaria ha provocado gran parte de esta confusión. El taro por sí solo no tiene un sabor muy intenso, por lo que recurren a endulzantes y colorantes extra al momento de venderlo pulverizado. Gracias a esto, se obtienen platillos o bebidas con un color morado intenso, causando que se confunda fácilmente con el ube.
Si bien el ube y el taro comparten una popularidad en ascenso y una atractiva paleta de colores, son ingredientes distintos. Ambos ingredientes mantienen una presencia importante en la cocina contemporánea. Hacer énfasis en sus diferencias no pretende enfrentarlos; ambos tienen propiedades impresionantes que aportan de manera positiva en un sinfín de platillos.