La repostería francesa es un arte histórico que se ha encargado de deleitar los sentidos con una delicadeza única. Explorar este universo sin duda requiere de tiempo (y mucho apetito); sin embargo, existen piezas que desde el momento en que se presentaron, se convirtieron en iconos eternos. Es justo el caso del pastel ‘mil hojas’, una pieza donde nos queda más que claro que la maestría pastelera francesa es digna de presumir. A continuación, te contamos sobre los elementos que constituyen a la delicadeza y exquisitez del legendario pastel Mil Hojas.
Por: Desiree Perea
Anatomía del mil hojas que se mantiene intacta
Existen platillos dentro de la escena gastronómica donde los cambios no se admiten. El mil hojas no seria lo mismo si en lugar de crema pastelera, se rellenara con crema batida o mousse de chocolate. Se requieren únicamente dos preparaciones que no son nada fáciles:
- Hojaldre
La magia del mil hojas se encuentra en esta parte. La masa del hojaldre es simple: harina, agua y sal; sin embargo, lo marca su dificultad llega al momento de incorporar la mantequilla. La masa se extiende y se dobla en tercios o cuartos, entre cada espacio, se coloca una capa de mantequilla fría.
Este proceso se repite varias veces, lo que resulta en varias de capas alternas de masa y mantequilla. Al hornearse, el agua de la masa ayuda a levantar las capas de mantequilla y creando esa textura aireada. Un buen hojaldre para el pastel mil hojas debe ser dorado, crujiente y ligero.
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- Crema pastelera
A nivel mundial, esta crema se reconoce como un básico de la repostería. Sin importar donde se encuentre, todo pastelero sí o sí tiene que dominar la crema pastelera. Mantiene una textura aterciopelada, con una consistencia espesa y su sabor característico es la vainilla. Su elaboración requiere un dominio de temperatura perfecto; la leche se calienta (sin que llegue a hervir) y se infusiona con vainilla natural; mientras que por otro lado, en frío se mezclan las yemas de huevo con azúcar.
Una vez lista esta mezcla, la leche caliente se agrega lentamente sin dejar de batir. El resultado final debe ser una crema pegajosa libre de grumos. La crema pastelera en el mil hojas funciona como una especie de pegamento para mantener una estructura firme. Tradicionalmente, se coloca una lámina de hojaldre en la base, después de coloca una capa abundante de crema pastelera, y esto se repite dos veces más.
Exactitud y atención al detalle, las exigencias de la repostería francesa
Si hablamos de repostería, Francia se mantiene como una gran institución a nivel internacional. Gracias a este país, hoy conocemos un sinfín de recetas, utensilios y técnicas que permiten servir obras de artes comestibles. En el caso del Mil Hojas, como en el resto de las preparaciones, es fundamental tomar en cuenta cantidades y seguir el proceso al pie de la letra.

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No hay duda de que la repostería francesa presume recetas a las que es imposible resistirse. El contraste de texturas del mil hojas se convirtió en una sorpresa fácil de aceptar. Aunque la versión original es exquisita, esto no ha impedido hacer ligeras modificaciones; algunas propuestas agregan fruta fresca entre cada capa, e incluso, optan por darle un sabor diferente a la crema pastelera. Así el mil hojas ha trascendido fronteras y épocas.