Todos conocemos algunos mitos relacionados a la cocina medieval que, si bien algunos son reales, otros no tanto. Hoy quédate con nosotros, viaja a través del tiempo y descubre algunos de ellos.
Por: Adi Zeitelberger
La cocina, un arte refinado en la época medieval
Hay quienes aún tienen la idea de que la gastronomía, durante la época medieval, era grosera, burda, sucia e incluso grotesca. Sin embargo, esto no es del todo cierto: a finales de dicha época ésta era refinada, ostentosa y requería de mucho tiempo y detalles para cada una de las preparaciones que se ofrecían en eventos y banquetes.
Algunas de las preparaciones medievales que más llaman la atención son las galantinas, una preparación envuelta en la carne del propio animal. En este caso, la obsesión por la perfección era tan grande que se replicaba al mismo animal haciendo parecer obras dignas de taxidermia, pero comestibles.
Por otro lado, la búsqueda por ingredientes exóticos cada vez era mayor. Éstos le daban un toque y refinamiento a las preparaciones; unos ejemplos eran la delicada agua de rosas o la leche de almendras. El gusto que mayor predominaba era lo agridulce, así como lo azucarado.
También es cierto que la insaciable búsqueda europea de las especias –inquietud que los llevó a descubrir América– se debía a la crisis alimentaria que se vivía en el Viejo Mundo, por lo que tenían que optimizar los recursos de que disponían y disfrazaban las preparaciones echadas a perder con variedad de especias.
Dicha crisis afectó a todas las clases sociales, ya que esta práctica era también común en los círculos opulentos.
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La especialización del cocinero
La figura del cocinero en la época medieval jugaba un papel muy importante, ya que éste debía de tener una sensibilidad profunda de los ingredientes que usaba para hacer las preparaciones: desde saber espesar correctamente ya sea con pan, huevo, harina, o aligerar con vinagre, agua, claras, etc.
Además, los cocineros tenían que saber cómo preparar alimentos que pudiesen estar en estado de putrefacción y aún así deleitar los más estrictos paladares, ya que en muchas ocasiones sus vidas dependían de ello.
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Aún faltaba mucho para que la época moderna diera inicio, gracias a la caída del Imperio Bizantino. El periodo de culminación de la Edad Media, sin duda, entregó como resultado un refinado parteaguas para la cocina: por supuesto, el contacto posterior con América supuso uno de los eventos más importantes para la gastronomía del mundo.
Sin embargo, la cocina medieval representó un camino y una base que jugaba con elementos exóticos, místicos e incluso afrodisíacos, que hoy por hoy sigue llamando la atención de muchos amantes de la buena mesa.