Ciento ocho años de historia habitan en una casona del siglo XVII, ubicada sobre la calle Tacuba, número 28. En ese predio es posible apreciar el olor del pan recién horneado y café molido al momento, mientras que detrás del ventanal se filtra la luz de la mañana al son de la Vikina.
El Café de Tacuba fue el sueño hecho realidad de Dionisio Mollinedo, un tabasqueño que llegó a trabajar en la capital a los 15 años de edad. Ahí estudió contabilidad y con ello obtuvo un ingreso que le dio la oportunidad de conocer los cafés de moda, algo que inspiró su futuro.
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Comenzó con un espacio pequeño dentro de lo que antes era una casa de asistencia con dulces, pan, café lechero y nieves; eso con el tiempo fue incrementando hasta lograr una carta con desayunos, comida y cena.
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Entre lo más pedido están las Enchiladas Tacuba, creación de Doña Josefina, esposa de Dionisio y las Cuatro Cositas, un plato que representa la comida mexicana: tamal de pollo, enchilada, taco de pollo, guacamole y arroz.
Al ser la restauración un modo de vida, sus hijos, nietos y bisnietos han mantenido la voz de don Dionisio. Es por ello que la tercera generación aportó con Los Limosneros la continuación moderna.