Bulla: un clásico bar de tapas españolas, cerveza y vinos en la CDMX

Una barra larga en la Condesa cumple los deseos de los amantes de las tapas, la cerveza y el vino a la usanza española: sí, Bulla.

Una estancia pequeña, con algunas mesas dentro y otras afuera, bajo enormes sombrillas; una barra larga donde rondan bocadillos y vasos repletos de espuma, y una vitrina llena de ingredientes de tapas, es el escenario que recibe al llegar a Bulla: el nuevo bar de tapas españolas en la CDMX, a cargo del chef Pedro Martín.

Por Ollin Velasco

Luego de estar a cargo de la cocina de varios restaurantes con tintes españoles en la CDMX, Martín abrió Bulla: su más reciente apuesta y también su forma de volver de manera genuina a un bar de tapas en su natal Islas Canarias.

Foto cortesía de Ollin Velasco.

En el lugar se respira un ambiente cercano. Al no poder alojar a mucha gente, y al estar enfocado en un público conocedor de la oferta de este tipo de establecimientos, continuamente reúne a gente que se conoce de alguna parte y que continuamente se saluda de un extremo a otro del lugar.

La comida y la bebida en Bulla son simplemente el pretexto para volver, sentarse a la mesa y charlar por horas.

Hambre grande, hambre chiquita

Si hay algo que vale la pena en Bulla es la calidad de sus ingredientes. Los embutidos, quesos, aceites y conservas vienen en Europa, y eso se nota desde que das la primera mordida a una entrada. Las preparaciones son tradicionales, relajadas y perfectas para una tarde de compartir al centro.

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Comienza con una ración de jamón ibérico de bellota, sobrasada o chorizo, o con una tabla combinada de quesos. Te llegará todo a la mesa con pan recién horneado (crujiente por fuera y suavecito por dentro) y aceite de oliva.

Si vas solo a Bulla, sigue con una tartaleta hojaldrada de cangrejo, el pan con tomate, La Gilda (uno de nuestros pinchos favoritos, con aceitunas y boquerones) o las aceitunas marinadas. Nada tiene pierde.

Foto cortesía de Ollin Velasco.

Ahora bien, si compartes con alguien más, no dudes en pedir la tortilla Bulla: es de buen tamaño para dos o tres personas, y tiene ese sabor y consistencia tradicional que caracteriza la cocina de taberna en España. También hay papas bravas con un alioli (del que quizá pidas segunda ración), morcilla de Burgos, tapas de ensaladilla rusa (top), croquetas de jamón ibérico, gambas con mojo de ajo y, claro, pulpo a la gallega.

Foto cortesía de Ollin Velasco.

En la carta del chef Martín existen apartados especiales que hablan por sí mismos. Los hay tanto de huevos rotos –puedes elegir entre con pimientos del padrón, sobrasada, morcón, jamón serrano o ibérico–, como de arroces –meloso de hongos, de mariscos, ibérico o paella valenciana los domingos–.

¿Más hambre? También hay lomo de robalo a la plancha o sofrito, sepia, solomillo de filete de res al whisky, chuletón o lechón confitado.

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Como puedes ver, en Bulla hay de dónde escoger lo mismo si se trata de un plan casual para botanear, que para comer en forma y quedar satisfecho.

Foto cortesía de Ollin Velasco.

Otros placeres de día y noche

Si hace calor, elige la terraza al aire libre y pide un gin tonic o un Aperol Spritz. Toma en cuenta que tienen varios tipos de Vermut en el menú de bebidas, así como una gran lista de destilados mexicanos, digestivos españoles y vinos de varias partes del mundo. Sí hay Cava, lo mismo que blancos, rosados y tintos por copeo o por botella.

Para entrar en calor, nada como acomodarse en el saloncito de Bulla, pedir un capuchino y disfrutar de la clásica tarta de queso quemada con frutos rojos, de la crema de limón o unas torrijas.

Recuerda: cuando vayas a Bulla, lleva el estómago vacío y prepárate para disfrutar sabores de ultramar que difícilmente encontrarás reunidos así en otro lugar de la CDMX. ¡Provecho!