Este martes, en el Huerto Roma Verde de la colonia Roma, Rafael Mier, director de Fundación Tortilla, convocó a una conferencia de prensa para exigir la revisión de la norma de la tortilla para prevenir riesgos a la salud y ejercer los derechos del consumidor. Dos mil consumidores y actores relevantes del sector de la tortilla respaldan el movimiento.
Por: Jazmín Martínez
México es un país de maíz, sin embargo este grano ha ido perdiendo terreno frente al uso del trigo importado. Cada que decimos “no” a una tortilla o a un producto de maíz le estamos diciendo no al campo nacional, a los pequeños productores, a la nutrición. Contrario a la creencia popular de que la tortilla engorda, nuestro abandono de este grano está relacionado con los índices de obesidad que tenemos como nación. Al maíz nos une un compromiso moral, ético e histórico. Para honrar ese compromiso surge la petición de Fundación Tortilla.
Foto: Facebook
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Según Mier, la norma actual “representa riesgos importantes a la salud, quebranta los principios básicos de la Ley Federal de Protección al Consumidor y propicia un mercado injusto para la tortilla de maíz tradicional”. Algunos de los puntos que se solicita sean modificados son:
- Revisión de los aditivos permitidos en la masa de nixtamal y la tortilla de maíz, así como una evaluación de sus daños a la salud (actualmente se permiten 64 aditivos).
- Implementar requisitos de información comercial y etiquetado para los aditivos empleados en la industria de la masa y la tortilla.
- Prohibir el uso de colorantes y saborizantes artificiales en la masa y tortilla de maíz.
- Establecer límites máximos para residuos de glifosato y otros agroquímicos.
- Prohibir el uso de maíces genéticamente modificados en la elaboración de tortillas.
- Regular el uso de adjetivos calificativos como son: 100% maíz, 100% natural, fortificado, harina nixtamalizada, entre otros.
- Prohibir el uso del nombre “mejorador” para los aditivos utilizados en la industria, debido a que ocultan información al consumidor y al personal de salud.
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La exigencia de un entorno legal adecuado sobre uno de los principales alimentos de los mexicanos es necesaria. Además del mal sabor, el problema con la tortilla industrializada es que carece de fibra (se la quitan para blanquearla), nutrientes (que se producen durante la nixtamalización) y que se fabrica con maíz que proviene de empresas agrícolas de gran tamaño, lo que desplaza a los pequeños productores.
En México hay 59 razas nativas de maíz, cada uno con un perfiles de sabor diferente y propósitos gastronómicos distintos. En la medida en la que el comensal demande tortillas de calidad éstas variedades de maíces tendrán más posibilidades de no desaparecer y lograr llegar a las mesas de casas y restaurantes.
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