El toloache es una planta que crece en climas cálidos. Sus hojas son frondosas y dan una flor blanca con el ribete, morado, amarillo o rojizo. Se dice que era utilizado por las antiguas civilizaciones para atontar a las personas.
En México es común escuchar historias o relatos a cerca de cosas mágicas para remediar los males. Las abuelas siempre tenían alguna cura para cada mal, si estabas empachado te jalaban “el cuerito”, si te daba aire, te limpiaban con un huevo. Y si querías que alguien se enamorara de ti, debías ofrecerle un té de toloache, también conocido como “la bebida del amor”.
Sin embargo el toloache es una planta que merece respeto y que científicamente no está recomendada para el consumo humano por sus efectos nocivos para la salud.
Plantas medicinales aprobadas por la Cofepris
Efectos y riesgos del toloache
El toloache tiene efectos sedantes y psicotrópicos en el organismo. La escopolamina, uno de sus compuestos activos, resulta tóxica cuando se consume en grandes cantidades y si bien, en pequeñas dosis, ayuda a evitar el mareos, en exceso puede causar visiones, delirios e incluso la muerte.
En la época prehispánica era utilizado de manera medicinal por los curanderos debido a sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antibacterianas; también se ha utilizado en la medicina natural para combatir infecciones de la piel, cólicos, fiebres, asma e incluso hemorroides. Y aun hoy en día se utiliza por sus propiedades sedantes y delirógenas para diversos rituales, entre ellos, los relacionados a la búsqueda del amor.
Sin embargo, su uso tiene también entre sus efectos aumento de temperatura, taquicardias, vómitos, afectación de la capacidad cognitiva y, como se ha dicho antes, puede provocar la muerte. Cabe mencionar que existen unas 12 especies de esta planta y varían en toxicidad y composición. E incluso entre plantas de la misma especie la proporción de su composición puede variar, lo que dificulta determinar las dosis adecuadas para su consumo.
Origen, historia y leyendas
Esta planta de origen prehispánico era conocida por los mexicas como tolohuaxihuitl o toloatzin. Y a lo largo del tiempo, han surgido diversos nombres y apodos para designarla: hierba del diablo, espanto de lobo, azucena del diablo, planta del diablo, entre otros que aluden a su peligrosidad (tal vez por su toxicidad o por su asociación con el enamoramiento y su capacidad de hacerte perder el juicio).
Diversidad de leyendas han surgido en torno a su origen; para los tepehuanos, era el esposo de la mujer maíz y yerno del sol, y debido a que sus amoríos fueron descubiertos, se le castigó haciéndole bajar la cabeza y obligándolo a cumplir los deseos y caprichos de quienes solicitaran sus servicios; mientras que para los huicholes el toloache se contrapone al peyote, que representa la bondad.
La historia del caldo de piedra
Una leyenda zapoteca, por su parte, alude sus propiedades a una doncella; un rey zapoteca le adoptó cuando era niña, pero al crecer su belleza provocó la discordia entre los hijos del tlatoani, quien ordenó que fuese asesinada. Malherida, huyó en busca de refugio y lo encontró en las flores del toloache, que adquirieron sus virtudes.
Se ha utilizado de forma ritual el norte del país y algunos estados del sur de Estados Unidos, donde se emplea como parte de ritos de iniciación para jóvenes de ambos sexos. Así mismo se cree que su poder sobrenatural puede servir para manipular el clima, hacer limpias o como amuleto. Y durante la Inquisición, fue utilizada como método de tortura.
Como muchas plantas, su composición y efectos le han concedido propiedades mágicas y medicinales; el toloache puede ofrecer mucho más que pociones de amor, pero es necesario estudiar y entender las sustancias que lo componen para que no se convierta en un riesgo y, tal como el amor, se debe manejar con mucho cuidado.