Con esta receta hay dos opciones: o la amas o la odias. Lo que es cierto es que el hígado encebollado es una preparación realmente antigua y su sabor se conoce a nivel internacional. Además, contiene propiedades benéficas para tu salud, que aquí te contamos.
Por Yulissa Arcos
Seguramente te has encontrado con él en la fonda de la esquina, o es un guiso que en casa ya preparas: el hígado encebollado se distingue por su fuerte sabor y aroma, características que hacen amarlo. Sin embargo, hay opiniones divididas pues hay quienes prefieren no comerlo debido a su fuerte sabor, olor y hasta aspecto no tan agradable.
Debes saber que el hígado encebollado es una receta tradicional hecha por distintas culturas y países; por lo tanto, no existe un registro exacto sobre su origen. En Latinoamérica, por ejemplo, es común en Perú y, por supuesto, México.
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Saca la cazuela
Para guisarlo necesitas hígado de res cortado en cubos o filetes, una cebolla grande rebanada en medias lunas, sal, ajo y pimienta negra molida; muele los dos últimos hasta crear una pasta y úntala en la carne. Cuando haya reposado durante mínimo cuarenta minutos, es hora de freír.
Hay diferentes formas de hacerlo: la primera consiste en acitronar la cebolla y apartarla en un recipiente; luego freír la carne, y cuando esté lista, añadir la cebolla ya guisada. La otra forma es poner la cebolla al fuego y, después de dos minutos, agregar el hígado para que se guisen juntos.
Un tip de oro
Sabemos que el hígado tiene un sabor muy intenso que no a todos les gusta. Para matizarlo, te recomendamos poner a reposar la carne en agua fría durante dos horas. También puedes utilizar leche; esto ayudará a que conserve sus propiedades y la textura sea menos densa. Asegúrate que el lácteo cubra todo el producto.
Otras formas de hacerlo
El hígado encebollado se prepara en muchas regiones de México; cada una a su estilo. En el Istmo de Tehuantepec, por ejemplo, lo guisan en una reducción de chile cuaresmeño; Sonora lo deja reposar con una pasta de ajo molido antes de cocinarlo, mientras que en Yucatán se marina con recado de bistec y vinagre.
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En Tabasco cuecen el hígado con un aderezo de ajo molido, aceite de maíz, sal y jugo de limón o naranja agria. Al servirlo, nuevamente agrega un poco de la preparación. El hígado de res al vino tinto es muy común en Zacatecas, donde se acompaña con papas fritas.
Un guisado benéfico para la salud
Este platillo también contiene un alto índice de propiedades nutritivas para el cuerpo. El hígado de res es rico en hierro; su consumo se recomienda para personas que padecen anemia o tienen las defensas bajas. También se receta a mujeres embarazadas porque aporta ácido fólico.
Comerlo te hará lucir una piel envidiable, gracias a que posee vitamina A. Encima, los nutriólogos lo contemplan por sus bajos niveles de grasa que logran saciar a sus pacientes. Entre otras cualidades, aumenta la producción de hemoglobina, lo que te hará sentir más energía durante el día.
¿Y tú qué opinas? ¿Disfrutas comer hígado encebollado?