Comer bien y a buen precios en México no siempre requiere de un lugar formal. Somos uno de los países que puede presumir una comida callejera variada y exquisita; dentro de esta categoría, los antojitos se encargan de aromatizar las calles con un aroma que es imposible de ignorar. Hay piezas que logran destacar y se rehúsan a pasar de moda, como el tlacoyo y el huarache. Si bien parte de la misma base, es importante reconocer que no son iguales y en esta nota, te contamos a detalle sobre sus diferencias.
Por: Desiree Perea
Así se sirve un buen tlacoyo
El universo de antojitos que presume México sin duda es único. En la mayoría, el maíz es el ingrediente pilar que se lleva por completo el protagonismo. El tlacoyo y el huarache muchas veces se confunden por su forma; pero al analizarlos detenidamente, las diferencias se hacen notar de manera importa. Este primer antojito mantiene una forma forma ovalada y aplanada; podríamos decir que es una especie de rombo u óvalo alargado.
Cada tlayoco exige un grosor considerable para poder contener una cantidad justa de relleno. Usualmente mantienen un tamaño mediano, para servirlos en ordenes de 2 o 3 piezas. Se cocinan sobre el comal con un poco de aceite o manteca; la masa se elaborar con maíz azul o blanco. En cuanto al relleno, las tres opciones clásicas son:
- Frijol
- Requesón
- Haba

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Hasta este momento, podríamos ya sin problema disfrutar de un tlacoyo; sin embargo, este antojito puede llevarse al siguiente nivel. Aquí, los toppings sin duda marcan la diferencia; si bien los huaraches se complementan de algún tipo de guisado, en este caso no aplica. En cuanto sale del comal, el tlacoyo se sirve con: nopales cocidos, cebolla, queso fresco y por supuesto, unas buenas gotas de salsa.
Base similar, pero acompañantes distintos
La CDMX es el autor intelectual de este antojito favorito en el centro del país. La versatilidad e imponente presencia de un buen huarache respalda su popularidad en un sinfín de puestos de comida y mercados. Hacen énfasis en sus diferencias frente a los tlacoyos no busca crear controversia; ambos tienen mucho que ofrecer y pueden co-existir sin problema alguno.
Aunque mantiene una forma similar al tlacoyo, es considerablemente más largo y menos grueso. Los huaraches únicamente se preparan con masa de maíz (en algunos casos se pueden agregar frijoles refritos). Se fríen ligeramente sobre el comal y en cuanto está completamente cocido, se coloca una base de frijoles para abrirle paso a los acompañantes.

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Lo ideal es servir una sola pieza con algún tipo de guisado o carne: costilla, papa con chorizo, tinga, carne deshebrada, etc. A este festín de sabores se agregan nopales, crema, queso, cebolla y salsa. Se convierte en todo un reto poder comerlo, pero es parte de la magia de este antojito clásico.
Aunque ambos parten de un ingrediente tan importante como el maíz, el tlacoyo y el huarache siguen trayectorias completamente diferentes. Las diferencias son mínimas pero significativas, y esto no tiene por qué convertirlos en enemigos. Ambas propuestas son pieza fundamentan en la comida callejera del centro del país.