La cocina italiana es uno de los grandes placeres que vale la pena disfrutar. Dentro de su imponente legado, la lasaña se ha ganado un lugar especial a nivel internacional. Ya sea en un restaurante o para una cena tranquila en casa, este platillo es perfecto para compartir al centro. Dentro de la receta conviven varios elementos, donde las salsas juegan un papel crucial. En esta nota, te contamos sobre cómo la elección correcta de las salsas para la lasaña permite llevar a este platillo al siguiente nivel.
Por: Desiree Perea
Elegir las salsas correctas para la lasaña hace la diferencia
Aunque puede parecer sencillo, una buena lasaña no deja de tener su nivel de complejidad. No requiere únicamente de acomodar ingredientes por capas, es crucial que cada uno de estos elementos siga la misma línea. Las salsas para lasaña se llevan todo el protagonismo, por lo que deben tener la textura, sabor y consistencia perfectos.
- Salsas rojas
Las salsas a base de tomate son sin duda la opción más popular para la lasaña. Si, estas salsas de color rojo intenso, nos permiten identificar este platillo al instante. La versión más popular incluye carne molida con el objetivo de servir un plato sustancioso. Sin embargo, vale la pena tener otras alternativas dentro del recetario.
Es posible sustituir la carne molida por vegetales. Lo mejor es picarlos finamente para así lograr una lasaña una división perfecta de niveles. La elección de los tomates es crucial, pues cada especie hace que el sabor al final cambie por completo; algunas recetas incluso recomiendan deshidratarlos un poco para lograr una salsa tersa y espesa. Una mezcla con champiñones, cebolla, zanahoria, papa y calabaza suele ser una combinación ganadora.
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- Salsas blancas
Las salsas cremosas para la lasaña también son buena opción. Para muchos, esta opción funciona como un descanso para el paladar, pues las salsas de jitomate suelen ser un poco ácidas. Dentro de esta categoría, también es posible jugar con los ingredientes; más allá de la traiciona Bechamel, vale la pena explorar otras opciones.
Por ejemplo, puede funcionar una salsa de quesos con trufa o champiñones. También es posible modificar ligeramente un buen pesto añadiendo un poco de crema. Es importante probar en todo momento y cuidar el tiempo en el fuego; si se cocina mucho tiempo, puede que la salsa espese de más y esto provocará que la lasaña quede muy densa.

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Por último, vale la pena mencionar que en las salsas para lasaña siempre hay espacio para el picante. Si estas en busca de un platillo intenso, ligeramente diferente, siempre puedes aprovechar chiles secos o frescos, así como especias como pimienta de Cayena o la mostaza en grano.
Las salsas para la lasaña sin duda son un elemento clave esta receta tradicional italiana. No solo funcionan como elemento humectante; cargan con todo el sabor para un buen resultado final. Si bien el límite para experimentar es amplio, es importante pensar y analizar sobre los sabores que se buscan en el plato. Una vez lista, la lasaña está lista para convertirse en el centro de atención una vez que llega a la mesa.