Para muchos, la diferencia entre estos productos simplemente no existe. Sin embargo, al analizar a detalle el skyr y el yogurt griego, permite revelar aquellos elementos que marcan sus diferencias. Son cambios pequeños que tienen grandes efectos en el resultado final. Eso si, si estás en busca de una mejorar tu alimentación, ambos merecen un lugar dentro del refrigerador en casa.
Por: Desiree Perea
Skyr y yogurt griego, dos estrellas de los productos lácteos
Encontrar alimentos que sumen de manera positiva a nuestro organismo ya no es complicado. A diferencia de la misma leche o el queso, el skyr y el yogurt griego se mantienen como opciones cada vez más populares. La razón detrás de esta preferencia está respaldada por los múltiples beneficios que ofrecen. Detrás de cada uno, se esconde un proceso meticuloso, por lo que no deben confundirse.
1. Lugar de origen
La presentación de ambos productos es el factor culpable de su confusión. Pero, antes de adentrarnos en sus características, también es importante destacar los detalles sobre su origen. El yogurt griego podemos agradecerlo a la antigua Mesopotamia; sus propiedades y método de elaboración lograron que rápidamente se extendiera por todo Medio Oriente y el Mediterráneo.
Mientras que el skyr, esta estrechamente relacionado con la cultura nórdica. Islandia lo define más como un tipo de queso que como un yogurt concentrado; ambas opiniones son válidas. Históricamente, se producía en granjas a través de un proceso completamente artesanal. De hecho, varias comunidades aún lo mantienen así.
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2. Proceso de elaboración
Tanto el yogurt griego como el skyr parten de la leche; pero este segundo producto utiliza exclusivamente leche descremada. Otra diferencia importante es el proceso de filtración; si bien ambos lo requieren, el del skyr es mucho más largo. Puede extenderse hasta por 24 horas. ¿La razón? Eliminar la mayor cantidad de líquido posible. Además, esto permite que los nutrientes se mantengan en la parte más sólida.
Es importante señalar que los pequeños cambios en el proceso de elaboración tienen efecto en la textura final. El yogurt griego mantiene una consistencia similar a un mousse denso con ligera humedad; en este producto destacan las notas agrias predominantes. Por el lado del skyr, la textura es casi sólida, similar al queso crema. Más allá de tener cierta humedad, mantiene aire interno que permite percibir una cremosidad única.
3. Propiedades
Agregar estos productos a nuestra dieta sin duda es una decisión inteligente; sin embargo, vale la pena reconocer los beneficios de cada uno para elegir la mejor opción de acuerdo a objetivos o estilo de vida. El concentrado de proteína es mucho mayor en el skyr, puede alcanzar hasta 17g. Al utilizar leche entera, el yogurt griego aun mantiene un porcentaje bajo de grasa.
En ambos, la lactosa es casi imperceptible, por lo que es un producto seguro para aquellas personas intolerantes o con estomago sensible. Funcionan muy bien como una fuente constante de calcio; gracias al proceso de filtración, este mineral se mantiene en gran porcentaje.

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La confusión entre el skyr y el yogurt griego ya no es un pretexto valido. Cada uno, presume características y beneficios únicos; así que sus diferencias no pretenden convertirlos en enemigos. Una dieta saludable abre las puertas a ambos productos sin problemas. Ya sea para un desayuno rápido o un snack refrescante; tanto el skyr como el yogurt griego merecen un lugar dentro de la despensa en casa.