La cocina española está llena de grandes sorpresas. Más allá de platillos populares, su legado gastronómico cuenta con grandes aportaciones. Dentro de ellas, las recetas frías son realmente una maravilla en esta temporada en la que el calor no da tregua alguna. Así es como hoy ponemos sobre la mesa al ajoblanco, una sopa espesa con notorias marcas de ajo y almendra. Aquí te contamos sobre su origen y componentes.
Por: Desiree Perea
Rey entre las sopas frías, así es el ajoblanco
El ajoblanco es una receta que actualmente se reconoce como propia de España. Aunque existen que aseguran que una preparación romana se habría registrado en el libro de cocina más antiguo. Lo cierto es que actualmente es un platillo característico de la región de Málaga.
Es ahí donde se presume y donde puedes probar las mejores versiones del ajoblanco tradicional. ¿La razón? Este lugar representa una de las producciones más grandes de almendras a nivel nacional.
Este fruto seco fue introducido al territorio español por los árabes y resulta ser el pilar que sostiene por completo el sabor del ajoblanco. Por supuesto, no puede faltar el ajo, pues no por nada este ingrediente se encuentra en el nombre del plato. Pero siempre debe buscarse en equilibrio para que ningún ingrediente oculte a los demás.
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La magia principal que concentra el ajoblanco es que es una sopa fría. Si, este no es un error, aunque para muchos pueda parecer algo extraño. Es una receta que no requiere de calor en ningún momento. Y mientras más tiempo se deje en refrigeración antes de consumir, es mucho mejor. Además, al final no puede faltar una pequeña porción de uvas verdes frescas para decorar y aportar notas dulces que también ayudan al equilibrio.
La lista de ingredientes se extiende, incluyendo pan, vinagre de jerez y aceite de oliva. Es una gran receta para aquellos intolerantes a la lactosa. La cremosidad en el resultado final se logra gracias a los aceites naturales de las almendras. También el pan ayuda a lograr la consistencia espesa, similar a una crema de vegetales, pero el ajoblanco se logra sin necesidad de productos lácteos
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Ingredientes de calidad que hacen toda la diferencia
La selección inteligente de los ingredientes para el ajoblanco se puede evaluar fácilmente a través del paladar. Expertos de la cocina española hacen énfasis en la selección adecuada de almendras. Vale la pena revisar una por una, con el objetivo de seleccionar aquellas de mejor tamaño y que mantenga una cáscara de color claro.
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Asimismo, nunca está de más rectificar los sabores en todo momento. Sobretodo porque esta receta no requiere una cocción. Únicamente se mezclan todos los ingredientes con ayuda de un procesador o licuadora. Algunas versiones recurren a hornear o saltear los dientes de ajo. Así las notas intensas de este ingrediente se reducen en gran momento.
De esta forma, el ajoblanco se mantiene vigente en la cocina contemporánea. Ahora conoces una receta fría para esta temporada de calor. Un plato tradicional de la gastronomía española, que te conquistará con su sabor intenso y su textura cremosa.