Sin espuma, sin crema y con casi nada de azúcar. Así son los postres que convirtieron a la francesa Jessica Préalpato no solo en la mejor pastelera del mundo de acuerdo con The World’s 50 Best Restaurants, también en la primera mujer en recibir el famoso galardón.
Por: Abril Mulato
Sus preparaciones –descritas por los críticos como atípicas y audaces– se basan en el concepto de “desserality“, combinación de las palabras dessert (postre) y naturalness (naturalidad). Esto quiere decir que la mujer de 32 años y jefa de pastelería del restaurante Alain Ducasse au Plaza Athénée se enfoca en resaltar los sabores esenciales de las frutas.
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En la cocina de la pastelera, ingredientes como la sal y el vinagre son utilizados para sazonar productos de la más alta calidad. El resultado son postres idílicos como las fresas frescas con abeto y pino, la alcachofa de vainilla, el pudín de arroz de Normandía y los cítricos con teurgoule.
“Sacudimos a la gente”, dijo en entrevista con AFP cuando ganó el premio a la mejor pastelera el pasado 11 de junio. Claro que lo hace, lleva años practicando. Nacida en la comunidad francesa Mont de Marsan, Jessica proviene de una talentosa dinastía de chefs que fomentó su fascinación por los postres; esa misma fascinación que eventualmente definió su carrera.
Y es que antes de ser la talentosa pastelera que es hoy, Préalpato estudió psicología, pero con el tiempo se dio cuenta de que su futuro se encontraba en el estudio de las artes culinarias. Su carrera inició en el restaurante La Chèvre d’Or en la Riviera francesa de la mano de Philippe Labbé. Después trabajaría con otros chefs como Philippe Etchebest en L’Hostellerie de Plaisance y con los hermanos Ibarboure en Les Frères Ibarboure en Bidart.
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En 2010, Préalpato formó parte del equipo que lideró la apertura del restaurante 39V de Fréderic Vardon en París. Después se convirtió en sous chef del Park Hyatt Paris Vendôme y luego se desempeñó como chef pâtissière del Grupo Corfou entre 2012 y 2015.
Su última parada la hizo en 2015, en el Alain Ducasse au Plaza Athénée y fue ahí en donde inspirada en la filosofía culinaria natural de Ducasse y del chef Romain Meder, desarrolló un estilo que le valió el título de mejor pastelera del mundo.
Jessica se siente honrada y así lo expresa: “Como hija de dos pasteleros he estado inmersa en el mundo de las artes culinarias toda mi vida. Este premio representa el viaje de mi vida y la pasión que tengo por este arte”, asegura.