La cocina prehispánica mexicana es un gran legado cultural que permanece vivo hasta hoy. Aunque muchas recetas se han modificado y evolucionado, hay en ellas una raíz que permanece fuerte hasta la actualidad. Hoy te hablamos de su historia y elementos.
Origen en Mesoamérica
Se dice que la comida prehispánica es la que se consumió durante Mesoamérica antes de la colonización. Por eso es bueno recordar que en la historia, Mesoamérica es el término que se utiliza para agrupar las áreas culturales como Altiplano central, área maya, Oaxaca, Occidente, Guerrero y el norte del país.
Al entender esto, resulta imposible no pensar que esas mismas regiones preservan herencias culturales que hasta el día de hoy siguen vivas. Tal vez ya no como “comida prehispánica”, pero sí como tradicional e indígena. Aunque cada zona y comunidad tiene rasgos muy individuales y únicos que no se pueden generalizar. Podemos encontrar algunas características que hoy en día comparten.
Ingredientes de la dieta prehispánica
La dieta prehispánica consta de elementos tan vivos hasta el día de hoy, como lo son el maíz que es el sustento de nuestra gastronomía, así como chile, calabaza, frijoles, jitomate, nopales, magueyes, capulines, zapotes, muchas variedades de quelites, insectos y algunos animales como el guajolote o el pato.
Ahí es donde empieza lo interesante, pues estos elementos en su mayoría forman parte de la milpa, que desde la época prehispánica alimenta al cuerpo y beneficia al medio ambiente. Se ha estudiado que muchos pueblos y comunidades de origen mesoamericano preservan dichas costumbres, dando como resultado que la comida de origen prehispánico mantenga fuertes lazos hasta el día de hoy.
Comida que persiste
Además de los ingredientes, existen preparaciones rituales que siguen vivas, como los tamales. Tal vez a estos no se les añadía manteca (resultado del contacto europeo), pero sí tequesquite: la sal por excelencia prehispánica. El tlacoyo es otro gran ejemplo, ya que esta receta se prepara de la misma manera, pero ahora con rellenos distintos de los de su versión original.
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Un platillo que representa de manera perfecta la herencia prehispánica dentro de nuestra cultura es el caldo de piedra chinanteco, que utiliza piedras de río especiales. Al calentarlas al rojo vivo por muchas horas, se colocan dentro de un cuenco especial donde se agregan elementos como jitomate, epazote criollo, cebolla o echalote, pescado y camarones. Estos ingredientes, junto con las piedras, forman el caldo de piedra que se consume en ocasiones especiales, ya que es una ofrenda de los hombres a las mujeres de su comunidad a través del que les agradecen todo lo que ellas hacen.
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Un legado vivo prehispánico
La cocina mexicana es el resultado del influjo y contacto con diversas culturas y siempre está en constante movimiento. Por ejemplo, nuestros tacos al pastor no podrían existir sin el enlace árabe. También hay que tomar en cuenta que la comida prehispánica ha dejado como legado al mundo insumos como el cacao o el jitomate.
Es innegable que la raíz de nuestra gastronomía permanece viva desde la época prehispánica; dentro de nosotros todos llevamos un poco de maíz, frijol y por supuesto mucho chile. Si no, la vida no tendría sabor.