Seguro has escuchado decir a alguien que la cerveza artesanal no es lo suyo. Las razones son variadas. Van desde que ‘son muy fuertes’, ‘saben muy amargas’ o ‘se suben rápido’. Sin embargo, debemos decirte que el mundo de la cerveza artesanal es muy amplio y que va mucho más allá de dichas afirmaciones.
Hay chelas artesanales que son lo contrario a ellas, por ejemplo. Y eso no demuestra más que su universo es enorme y que brinda opciones para que cualquiera les pierda el miedo. Te invitamos a confiar en que pueden ser tu nueva bebida favorita. Mira por qué.
La cerveza artesanal no tiene la culpa
Beber chela es un acto que en México tiene arraigo. Amamos la cerveza y se nota. No obstante, gran parte de las cervezas que nos han visto crecer son industriales y producidas de forma masiva.
Eso no está mal. Sin embargo, hablar de cerveza artesanal implica adentrarse en un mundo profundo que no se explica por sí mismo, pero del que hoy te hablaremos más para que lo tengas presente.
1. No es precisamente más alcohólica
Créenos que hemos hecho la comparación de muchas maneras: una cerveza artesanal industrial puede tener exactamente o hasta más graduación alcohólica que otra similar, pero elaborada de manera artesanal.
Es común que éstas últimas sí sean más alcohólicas, pero no siempre pasa eso. Tu valorarás. Procura leer siempre las etiquetas de las botellas, latas o las pizarras donde las anuncien en el tap room de tu preferencia.
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2. La cerveza artesanal no es siempre chocolatosa o amarga
Este es otro mito. Para este tipo de bebidas hay infinidad de estilos. Algunos de los más importantes son Lager, Ale, Stout, Pilsner, Pale Ale, IPA y Porter. Claro, hay muchos más.
Ahora imagina que cada uno de ellos tiene variantes muy específicas y que cada una de ellas puede tener tonalidades de color muy distintas: entre lo claro, el oscuro y todas las posibilidades que entran en el medio.
En cuestión de sabores pasa lo mismo. Puedes encontrar desde perfiles muy ligeros, que apenas y te sabrán a cerveza, hasta creaciones robustas con tonos a chocolate, café y hasta tabaco o especias. Tampoco todas son amargas, aunque se hagan con lúpulo. ¿Sabías que las lámbicas, por ejemplo, son dulces, o que las sour tienden a lo ácido?
Basta con que elijas el tipo de sabores, texturas y consistencias que te gustan, para que puedas tener enfrente a tu cerveza ideal.
3. Su elaboración es artesanal
La cerveza artesanal ostenta ese nombre por algo. A diferencia de cuando se maquila chela en altos volúmenes, en plantas de producción gigantes y con procesos estandarizados, acá su manufactura es en mucha menos escala.
A veces, en tan menor escala, que se vuelve como una obra de arte.
De acuerdo con la Brewers Association, las cervecerías artesanales no pueden exceder los 6 millones de barriles de cerveza anuales, aunque cada país tiene sus estándares para medir esa diferencia de categoría, versus las industriales.
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4. Se hace con ingredientes de calidad
Otra cosa importante es que la chela artesanal se elabora tanto con agua, lúpulo, cebada y maltas escogidas con mucho mayor esmero que cuando se trata de industrial.
Esto implica que, incluso si su litraje anual está cerca de la barrera de lo industrial, están comprometidos a usar en sus procesos granos, líquidos y otros ingredientes añadidos de gran calidad.
Hay muchas cervecerías de pequeña escala que compran estos insumos a productores locales y que además tienen un compromiso comprobable con el medio ambiente.
5. Puede maridar con cualquier comida
Este podría ser uno de nuestros puntos a favor más importantes de la cerveza artesanal. El hecho de estar preparada en batches pequeños, de forma controlada y con ingredientes que incluso pueden ser experimentales, la vuelven una bebida que incluso de lote a lote se puede volver irrepetible.
Y eso abre las puertas a que sus posibilidades de combinación con comida sean infinitas. En este caso, lo más recomendable es que una vez que identifiques qué tipo de chela te gusta, acudas con un experto en un restaurante o en un tasting room y le preguntes con qué sería mejor acompañarla.
En ese caso, tampoco te dejes ir por las apariencias. La comida grasosa no siempre tiene que ir bien solo con una cerveza clara y refrescantes, ni tampoco un postre de chocolate con una Porter o una Stout.
Como puedes ver, el mundo de la cerveza artesanal es apasionante. No hay nada como dejarse conquistar por lo mejor de él y siempre probar mar. Por fortuna, sus posibilidades jamás se acaban.