Dentro de la mágica y amplia gastronomía latina, los destilados muchas veces no se llevan el reconocimiento que merecen. Hablar de ellos muchas veces puede causar controversia, ya sea por sus efectos a corto o largo plazo, pero en esta nota no nos centraremos en ello. Y es que la categoría de destilados tiene mucho que ofrecer; desde técnicas y herramientas ancestrales, hasta la atención al detalle que se aprecia en el resultado final. A continuación, te contamos los detalles sobre la elaboración de algunos de las bebidas alcohólicas más icónicas de este lado del mundo.
Por: Desiree Perea
El alma de las reuniones, así son los licores latinoamericanos
Para el brindis en una celebración o simplemente para disfrutar la tarde, un buen marca hace la diferencia. Dentro de este universo, los licores latinoamericanos destacan por su personalidad y versatilidad. Aquí, son más que el elemento alcohólico dentro de una preparación, se convierten en el pilar central. La oferta sin duda es amplia, pero estos son algunos de los grandes representantes han sumado a la escena internacional:
1. Fernet
La herencia italiana en Sudamérica no solo se aprecia dentro de los alimentos, sino también en la bebidas. Para los que no son conocedores, el fernet se toma como un destilado argentino sin problema alguno; sin embargo, es importante señalar que tiene su origen en Italia. Realmente no es posible adentrarnos en su elaboración, pues es casi casi un secreto de estado; lo único que se conoce es que para llegar a su sabor, se requiere más de 20 hierbas. Lo más común es prepararlo con refresco de cola y un poco de hielos.
2. Pisco
Hablar acerca de este destilado casi siempre invita a la discusión. ¿La razón? Chile y Perú son los países que buscan ser reconocidos como el lugar de origen del pisco. Esta bebida es dulce y aromática, se elabora a partir de uvas.
Cada país tiene su propio método de elaboración; en Chile, el mosto obtenido se envejece en barricas de madera, mientras que en Perú, se mantiene la versión más fresca. La forma más popular de disfrutarlo es en el mundialmente conocido ‘pico sour’, aunque también se puede disfrutar solo.
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3. Aguardiente
Este termino se utiliza a nivel general para referirse a los destilados hechos a partir de caña de azúcar. Sin embargo, la versión que preparan en Colombia es la más reconocida. Su sabor es suave, y gracias a su neutralidad, se puede incluir en un sinfín de cocteles. Debido a su proceso de elaboración, es una bebida que puede concentrar hasta un 30% de alcohol, por lo que es una bebida a la que hay que tenerle respeto.
4. Cachaça
Una buena caipiriña no está completa sin este destilado. En Brasil, las altas temperaturas exigen bebidas frescas e intensas, no hay más. No, no es lo mismo que el ron; la cachaça se elabora con la versión más pura del jugo de caña de azúcar. A la venta, es posible encontrarse con dos versiones:
- Blanca: Sin envejecimiento.
- Amarilla: Envejecida en barricas de madera (roble, bálsamo, amburana, jequitibá) por un mínimo de un año.
5. Tequila
Claro que nuestro país tiene mucho que presumir dentro de la categoría de licores. Por excelencia, el tequila es el destilado que hoy se reconoce a nivel mundial. En ningún otro lugar se puede producir, pues se elabora exclusivamente a partir de agave azul; gracias a la Denominación de Origen, esta bebida mantiene su esencia intacta. Se conocen tres tipos:
- Blanco: Sin envejecimiento, sabor puro a agave.
- Reposado: Envejecido en barricas de roble de 2 meses a 1 año. Adquiere notas de vainilla, caramelo y madera.
- Añejo: Envejecido en barricas de roble de 1 a 3 años.

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6. Guaro
Finalmente, este destilado es propio de Centroamérica, en Costa Rica es considerada como su bebida alcohólica nacional. También se elabora a partir de caña de azúcar, se destila varias veces, además de que exige un proceso de filtrado. Gracia a esto, se obtiene un licor completamente limpio y suave.
Nos queda claro que los licores latinoamericanos se han convertido en parte crucial del legado gastronómico de cada país. Más allá de representar una simple bebida alcohólica, es importante apreciar todo el trabajo detrás; en muchos de ellos, los procesos artesanales se mantienen intactos. Así, estos licores se han convertido en auténticos tesoros que merecen ser reconocidos y valorados.