¿Alguna vez te has detenido a pensar en lo vasto que es el universo de las cremas? Hay una crema para todo: para espesar, para cocinar, para el café, para los tacos. Acompáñanos a descubrir la riqueza en los tipos de cremas y todo lo que puedes hacer con ellas.
Crema para batir
Puedes utilizar esta crema como heavy cream. Su ventaja es que puede usarse en platillos dulces y salados, pues funge como base para salsas, cremas, y repostería. Aprovéchala para hacer cheesecakes o cremas de verduras, o bátela con cocoa o azúcar para crear una auténtica crema repostera.
Crema batida
Como sus nombres lo indican, la crema batida es la crema para batir, ya procesada. Suele agregarse azúcar y vainilla, y la mejor forma de lograr una buena consistencia es a mano, girando en amplios círculos para incorporar aire hasta que la crema forme picos y no escurra. Puedes comprarla lista para consumir en el supermercado, o comprar crema para batir y personalizarla con algún saborizante o ingrediente.
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Media crema
Tiene 20% de grasa . En consistencia es similar a la leche evaporada y es muy útil para dar espesor, pero al ser más ligera que la crema en cuanto a contenido de grasa, no puede batirse. Su sabor es neutro, por lo que también puede alternar entre lo dulce y lo salado. Reacciona al calor, siendo más líquida a mayor temperatura.
Crema ácida
Es la crema “salada” más común en platillos mexicanos como flautas y sopes, la que ves en todos lados y cuyos botes reciclas para guardar frijoles o arroz. Tiene el mayor porcentaje de grasa y acidez, y puede consumirse directamente del empaque. Si una receta pide sour cream, es ésta.
Half-and-half
Es una combinación de partes iguales leche entera y crema para batir o heavy cream. El resultado es una consistencia ligeramente más densa que la leche pero sin ser tan pesada como la crema, y por lo tanto un punto ideal para utilizarse en el café – seguro te has topado con esas pequeñas jarritas en mesas elaboradas y restaurantes. Puede servirse directamente del empaque, y ya incorporada es difícil que se separe, aunque si cocinas con ella debes cuidar no agregarla directo del refrigerador, ya que el cambio brusco de temperatura o el calor prolongado creará grumos irreconciliables. Aléjate del half-and-half “sin grasa”: no es más que leche mezclada con jarabe de maíz y sin nada de crema.