Suele decirse que el surimi es carne de cangrejo, sin embargo, la composición de las barritas bicolor que venden en el supermercado dista mucho de esta creencia popular.
El surimi, que significa “músculo de pescado molido”, es un alimento procesado, elaborado con almidón, azúcar y saborizantes artificiales, además de carne de pescado blanco y mariscos.
Se cree que fue una creación de cocineros japoneses quienes, hace 900 años aproximadamente, encontraron la manera de aprovechar el pescado que en su momento no era utilizado. Se dieron cuenta que al salarlo podían alargar su tiempo de consumo y que la carne que se obtenía contaba con un alto concentrado de proteínas.
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Los primeros surimis que se comercializaron estaban hechos de dos clases de pescado blanco: abadejo de Alaska y merlán del Pacífico, por ser ambos fáciles de conseguir en el mercado y a un bajo costo.
Fue en los 60 cuando se impulsó la industria del surimi gracias a que Nishitani Yosuke, profesor del Instituto Pesquero Experimental de Hokkaido, descubrió que la vida de este “molido de pescado” podía ser más duradera para poder ingerirlo si además de sal se le agregaba azúcar.
Sin embargo, todo cambió durante la década siguiente, cuando comerciantes japoneses encontraron la manera de imitar esta carne partiendo de una pasta resultado de un molido de pescado blanco y otros mariscos.
La elaboración de esta masa moldeable fue de gran ayuda en la industria alimentaria para optimizar costos, debido a la utilización de pescados de baja venta, que al ser molidos obtienen una textura y sabor semejantes al cangrejo.
La parte externa de las barras es pintada con un colorante rojizo que da como resultado una apariencia muy parecida a la del crustáceo y que además conserva sus propiedades fibrosas para poder desmenuzarlo.
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Si hablamos de salud se puede decir que las barritas de surimi “sabor cangrejo” contienen cierta cantidad de proteínas y omega 3 añadido por medio de un aceite durante su preparación. No obstante, tienen una baja cantidad de vitaminas y minerales en comparación con el pescado natural.
En conclusión. el surimi es un alimento que puede sacarnos de un apuro si buscamos algo económico, rico, y de fácil preparación. Se puede conseguir fácilmente en supermercados o en tiendas de mariscos y podemos conservarlo en el congelador hasta por un lapso de seis meses.