La cultura gastronómica tabasqueña, encabezada por el pejelagarto, ofrece platillos deliciosos y únicos. En esta ocasión, y de la mano de la chef Lupita Vidal, probamos el matalí; una planta color verde y magenta con la que se preparan bebidas realmente frescas. Quédate a conocer más sobre sus beneficios y modos de uso.
Por Yulissa Arcos
Tabasco se caracteriza por su cultura, tradiciones y, por supuesto, su sabor; bien dicen que es un edén. Como todo paraíso, cuenta con temperaturas calientes que superan los 40 grados centígrados. ¡Qué calor! Para refrescarte, nada como un agua de matalí; esta receta es típica de la región y resulta muy sabrosa.
Una planta curativa
El matalí es una planta rastrera; sus hojas frontales son verdes y están atravesadas por una franja vertical magenta, color que predomina en la parte trasera y que aporta un peculiar teñido en las bebidas. La Tradescantia Zembrina (nombre científico) también se conoce como Cucaracha.
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, el matalí tiene propiedades farmacológicas; su consumo favorece el funcionamiento renal. Además, tiene compuestos fenólicos que funcionan como antioxidantes.
Su preparación es a través de la infusión de sus hojas o maceración. Generalmente se endulza con azúcar o miel, y se le agrega el toque de acidez con limón. Además de tener sabor herbal y afrutado, actúa como un antinflamatorio natural y diurético. Entre otros beneficios, cura el dolor de estómago, disentería e infecciones urinarias.
Una bebida para maridar con mariscos
La primera vez que probamos el agua de matalí fue en La Cevichería Tabasco a cargo de la chef Lupita Vidal, quien se ha encargado de utilizar todos los productos locales en su cocina. La bebida tiene la acidez de una naranja agria y es decorada con una hoja de la planta; su tonalidad magenta invita a probarla de inmediato.
El ya famoso restaurante inició en un salón abandonado con tan solo seis mesas. La madre de Lupita se encargaba de cobrar, mientras que su esposo Jesús David “Chucho”, apoyaba en la cocina al tiempo que era mesero. El presupuesto era bajo y obtener permiso legal para vender bebidas alcohólicas resultaba muy costoso.
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Fue así que Lupita implementó una carta de aguas frescas que maridaban bien con los mariscos que se acostumbran a comer calientes; el matalí no se hizo esperar y ocho años más tarde es uno de los favoritos de La Cevi. Cabe resaltar que el agua de chaya con maracuyá no se queda fuera de las más deliciosas.
La sazón de Lupita alcanzó a las personalidades más influyentes de la región, aunque nunca dejó de satisfacer a las familias del lugar donde creció: Las Gaviotas, barrio reconocido por ser el hogar de Chico Che. Actualmente, y con la ayuda del mixólogo César Ponce, El Burrín, se sirve el aclamado Matalí Spritz.
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Es una refrescante bebida hecha con agua de matalí y zacate de limón (ambos preparados en el restaurante). El vino espumoso aporta unas notas de elegancia que activa a los demás sabores. La bebida se sirve en una copa adornada con rodajas de naranja agria.
Aunque el Matalí Spritz se lleva bien casi con cualquier platillo, te recomendamos maridar con Camarones Tropicales rellenos de tocino y queso de hebra, empanizados con panko y coco rallado. Antes de comerlos, sumérgelos en la salsa chiltepín que los acompaña, ¡espectacular!
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