La Quinta Avenida de Playa del Carmen se consolidó enmarcada en el bullicio de una ciudad costera cuyo crecimiento explotó en la última década. En sus ajetreadas avenidas y playas es difícil encontrar espacios vacíos para tumbarse en paz sin ser molestado por hordas de turistas buscan lo mismo, ¿o no?
Por: Jazmín Martínez
Unos kilómetros al norte del centro de La Quinta Avenida se encuentra la playa de Xcalacoco, un espacio poco transitado donde los caminos para llegar a los hoteles aún se encharcan cuando llueve. En una de estas apacibles costas una fila de cabañas de madera se forman sobre la arena del Caribe mexicano, a unos 20 metros del mar. Bienvenido a Petit Lafitte, tu hogar en el Caribe.
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La historia de este pequeño alojamiento boutique está ligada a la del primer hotel que hubo en Playa del Carmen. Corría la década de los setentas y, un poco más al norte sobre la misma costa, el huracán del 68 había derrumbado un cocotal. Los dueños pusieron el terreno en venta y los hermanos Ernesto, Jaime y Jorge lo adquirieron. La Posada del Capitán Lafitte abrió las puertas de sus cabañas en diciembre de 1972 en los terrenos del antiguo cocotal.
Foto: Cortesía / Antiguo Capitán Lafitte
“Mi papá llegó de Yucatán a trabajar al hotel en 1973 por invitación de mi tío, quien era el encargado del lugar. Mis hermanos y yo crecimos ahí y fui yo quien heredó el gusto por la administración del Capitán”, cuenta Guillermo, actual socio de Petit Lafitte.
El huracán Wilma pasó a la historia como el más intenso del que se tenga registro en el Atlántico. Al llegar a México arrasó con parte de la península de Yucatán y la Riviera Maya. El Capitán Lafitte, que para ese entonces ya tenía 60 cabañas, sufrió daños irreparables. Ante un escenario que sería muy costoso de reconstruir los dueños acordaron que lo mejor sería vender. El Grand Velas es el hotel que hoy se levanta en las playas del antiguo Capitán.
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Pero los dueños del Capitán querían un espacio dónde poder continuar con su proyecto de hospitalidad y, más importante aún, dónde poder seguir dando empleo a su equipo. “Hacía muchos años que mi papá había comprado un terreno kilómetro y medio más al sur del Capitán, sobre la misma costa”. Cuando se presentó la oportunidad de asociarse con los primeros dueños, Don Jorge y sus nuevos socios decidieron que sería en ese terreno donde habría de continuar la historia del Capitán Lafitte.
Petit Lafitte tomó el nombre de su antecesor, que a su vez lo había obtenido de la leyenda de Jean Lafitte, un corsario francés que surcó las aguas turquesas del Caribe. A la nueva propiedad le pusieron “Petit” porque el terreno era más pequeño y, por lo tanto, habría menos cabañas.
Tal y como los socios lo tenían pensado, el staff original ingresó a trabajar al nuevo Lafitte. David, el concierge que recorre las puertas de las cabañas todas las mañanas anunciando los avisos parroquiales del día, cumplió 38 años desde la primera vez que llegó al hotel. Gaspar, el chef ejecutivo del lugar, ha estado en la familia Lafitte por más de 20 años.
Desde el Capitán Lafitte que no contaba con teléfonos ni televisores hay un gran camino recorrido hacia Petit Lafitte. Guillermo ha llevado con orgullo la batuta del proyecto y hoy el sitio ha evolucionado hacia una propuesta gastronómica con carácter propio. Los menús tanto del beach club como del restaurante privilegian el uso de la pesca local y la cocina tradicional maya.
La renovación de la carta de coctelería, proyecto impulsado por Kevin Meza, gerente de alimentos y bebidas, honra los sabores de los destilados mexicanos pero también la riqueza de vinos elegidos con minucia (hay que probar su Fleurs de Prairie, un côtes de Provence de esos que te mereces tomar en la playa).
Foto: Cortesía
El orgullo más grande de la familia Lafitte se encuentra más allá de las habitaciones, en la parte trasera de la propiedad donde yace el huerto y la granja de cerdo pelón. Con técnicas de cultivo maya que obedecen el tránsito de los astros, Josué el jardinero cultiva toda clase de hortalizas y frutas como melón, papaya, abonando todo con fertilizantes orgánicos y una composta que él mismo prepara con los desechos de la cocina del hotel.
Foto: Cortesía
Guillermo se siente orgulloso de su historia en esta playa por la que apenas pasan turistas que no estén hospedados en el hotel. “Veo a Petit Lafitte como un lugar en el que las personas pueden venir a sanar el espíritu y el cuerpo, un espacio de bienestar. Queremos ser un hotel consciente, un alojamiento de amigos recibiendo amigos, el secreto que no quieres compartir”.
El lugar cuenta con un protocolo de higiene adecuado a las condiciones actuales por covid-19: personal que utiliza mascarillas en todo momento, desinfección del equipaje de los huéspedes cuando llegan y distanciamiento entre mesas. Sin embargo, el entorno natural del hotel, abierto, sin espacios públicos cerrados, genera la confianza que se puede encontrar en un lugar en el que solo hay 30 habitaciones y 40 cabañas construidas a suficientes metros una de la otra como para que no tengas que cruzarte con nadie.
¿Qué hacer en Playa del Carmen?
Antes de recorrer los bares del centro
No te pierdas las tostadas de La Fishería del aclamado Aquiles Chávez. La de atún con chicharra de cerdo merece mención aparte.
Quinta Avenida, Centro de Playa del Carmen.
Axiote es un restaurante del chef Xavi Pérez Stone. Durante la pandemia ha sabido reinventarse con un menú confortable que incluye pizzas tropicales como la de langosta.
Calle 33 norte, Centro de Playa del Carmen.
El plan romántico
Hotel Viceroy Riviera Maya
Come o cena en un muelle que flota sobre el Caribe. Aquí el chef Carlos Zamora echa mano de la cocina yucateca que engalana con vinos de gran altura.
Playa Xcalacoco, fraccionamiento 7.
Para agarrar carretera
Punta Corcho.
El lugar feliz de los chefs Salvador Orozco y Daniel Ovadía. Pesca nacional en un ambiente de puerto desenfadado. Si hay ostiones TIENES que pedirlos.
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