Este platillo tan icónico de los desayunos americanos no podía quedarse sin su día de celebración. El 16 de abril de todos los años se celebra el día de los huevos benedictinos, una receta llena de sabor y texturas. La receta incluye preparaciones son un verdadero reto, que requiere de varias pruebas, además de mucha paciencia. Como se dice popularmente ‘Roma no se construyó en un día’ y los huevos benedictinos son prueba de ello. Seguramente los has visto formar parte de la lista del menú de diferentes restaurantes, pero ¿conoces sobre su origen? Te contamos acerca de ellos y las técnicas que utiliza.
Por: Desiree Perea
Construcción de unos buenos huevos benedictinos
Los huevos benedictinos se encuentran en una pelea, dónde dos historias se enfrentan para ganar el título de su origen. Eso sí, ambas tienen su origen en los Estados Unidos. La primera versión presenta a Lemuel Benedict, quién llegó al restaurante del Hotel Waldorf. Después de una noche larga, buscaba saciar su hambre, logrando la siguiente orden: un muffin inglés con mantequilla derretida, coronado con unos huevos pochados y salsa holandesa, con unas tiras de tocino crujiente.
El chef que logró la preparación vio un futuro fuerte en este platillo, así que decidió hacerlo parte del menú tradicional del hotel. Dejando la palabra benedictinos en honor al apellido de la persona que lo ordenó. Sin embargo, hay una segunda historia que también se defiende en el origen de la receta de los huevos benedictinos. Específicamente en el barrio de Manhattan en Nueva York, el chef Charles Ranhofer tuvo que ingeniárselas para ofrecer una propuesta fresca a uno de sus clientes más exigentes.
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Las dificultades para lograrlos
El primer lugar está la técnica de cocción de los huevos, la cual es conocida como ‘pochar’. Este proceso consiste en envolver la yema dentro de la clara, sin que la yema esté cocida por completo. Una buena señal es que, al cortar los huevos pochados, la yema salga líquida. Para ayudar a este proceso, se añade un poco de vinagre y es necesario crear un remolino en el agua caliente. De esta manera se logra cubrir por completo, obteniendo la forma adecuada.
El tiempo de cocción es corto, máximo 3 minutos. Además, al final para no continuar con la temperatura caliente en el producto final, lo mejor es colocarlos dentro de agua con hielos. La manipulación debe ser muy cuidadosa para evitar que se revienten, y de esta manera lleguen intactos al platillo final. Por otro lado está la salsa holandesa, que se mantiene como uno de los pilares dentro de la categoría de las salsas madre.
Esta es una de las delicias que mejor se disfrutan en la primer comida del día o en el desayuno tarde, mejor conocido como brunch. Pero la práctica hace al maestro, así que es una buena receta para perfeccionar tus habilidades culinarias. ¿Has probado algunas vez los huevos benedictinos? Algunas recetas actuales incluso cambian el tocino por jamón serrano o salmón ahumado, para lograr una versión diferente.
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