Los moles mexicanos son un icono de la cocina mexicana, a continuación te contaremos algunas leyendas sobre el mole. Estas ricas y sabrosas salsas se elaboran con diversos ingredientes, como chiles, frutos secos, semillas y especias. Sin embargo, la historia y las leyendas que rodean a los moles mexicanos son tan fascinantes como su sabor.
El mole, un platillo de herencia Prehispánica
En la época prehispánica se tenía la costumbre de mezclar una variedad de chiles, semillas de calabaza,
hierba santa y jitomate cuyo resultado era denominado como mulli o chilmolli (salsa en náhuatl), el cual era únicamente servido en acontecimientos importantes y ceremonias como ofrenda a los dioses.
Más adelante, con la llegada de los españoles, se añadieron nuevos productos como pimienta negra, anís y canela, además de integrar carnes como el pollo, la res y el puerco. De esta manera fueron surgiendo distintas variedades de moles. Acompáñanos a conocer estas leyendas sobre el mole.
Este es el origen del mole poblano, ¿milagro, tributo o divinidad?
Leyendas sobre el mole
El origen del mole poblano
Esta leyenda cuenta que el virrey de la Nueva España, Juán de Palafox, se encontraba visitando su diócesis en Puebla. Por lo tanto, los frailes de un convento al querer impresionarlo solicitaron al cocinero Fray Pascual encargarse de la comida.
Además, en un proceso de reprender a sus ayudantes por el desorden amontonó todos los ingredientes esparcidos en una charola para guardarlos y por la prisa se tropezó provocando que los chiles, el chocolate, las especias y demás cayeran al fogón donde se encontraba una olla con guajolotes. Ocurrido esto, el fraile comenzó a moler los ingredientes ante la llegada del arzobispo y sirvió la mezcla
dando como resultado un platillo del gusto de todos los invitados.
El milagroso mole
También, una variante de esta leyenda dice que en el siglo XVI, las monjas del convento de Santa Rosa de Puebla entraron en pánico porque esperaban la visita del arzobispo. Tenían muy poca comida, así que rezaron pidiendo un milagro.
De repente, apareció un ángel y les dio la receta de una deliciosa salsa hecha con chiles, nueces y especias. Las monjas prepararon rápidamente la salsa y la sirvieron con un poco de pavo viejo que tenían. Al arzobispo le gustó tanto la salsa que preguntó cómo se llamaba. Las monjas respondieron: “molé”, que significa “mezcla”. La salsa pasó a llamarse mole poblano, y aún hoy es uno de los moles más famosos de México.
El mole de los aztecas
Otra leyenda se refiere a los aztecas, de quienes se dice que crearon los primeros moles. Según esta leyenda, al emperador azteca Moctezuma le gustaba comer platos con sabores complejos y exóticos. A menudo enviaba a sus sirvientes a los mercados en busca de ingredientes nuevos e interesantes. Un día, un criado trajo una fruta extraña que nadie había visto nunca.
La fruta era el aguacate, y a Moctezuma le gustó tanto que ordenó a sus cocineros que crearan una salsa con el aguacate y otros ingredientes que tuvieran a mano. El resultado fue un delicioso mole verde que se convirtió en el favorito de la corte azteca. Existen muchas otras leyendas sobre el mole, pues es un platillo complejo y representativo de la cultura mexicana.
Mole de garrote, un plato tradicional de Chalcatongo de Hidalgo, Oaxaca
Los distintos tipos de mole
Hay muchos tipos diferentes de mole mexicano, cada uno con su propio sabor e historia. Algunos de los más populares son el mole poblano, el mole negro, el mole verde y el mole amarillo. El mole poblano se prepara con chiles, nueces, chocolate y otros ingredientes, y suele servirse con pollo.
El mole negro se prepara con chiles, nueces y tortillas ennegrecidas, y suele servirse con carne de res. También, el mole verde se prepara con chiles verdes, semillas de calabaza y tomatillos, y suele servirse con cerdo. El mole amarillo se prepara con chiles amarillos y suele servirse con mariscos o pescados.
En los últimos años, los moles mexicanos se han hecho cada vez más populares en todo el mundo. Tanto los cocineros como los amantes de la cocina aprecian los complejos y deliciosos sabores de estas salsas. Sin embargo, es importante recordar la historia y las leyendas que hay detrás de estos platos. Los moles no son sólo un alimento sabroso; forman parte del rico patrimonio cultural de México.
Encuentro de los moles
Del 4 al 28 de mayo, el Mural de los Poblanos rinde tributo al santo de los cocineros, San Pascual Bailón, cuya festividad se celebra el 17 de mayo, con un encuentro de moles. Además, en su segunda edición hay cuatro invitados provenientes de Puebla, CDMX e Hidalgo, quienes compartirán su visión gastronómica basada en el respeto a las tradiciones indígenas, cultivo y cosecha responsable, ingredientes de temporada e investigación de técnicas para el consumo sostenible de recursos.
Este es el menú de moles que podrás probar en este festival.
Mole de olor
Chef Gustavo Macuitl (Macuitl Molino, PUEBLA)
Tamal aplanado con tlalitos y anís. Acompañado de ensalada de quelites.
Maridaje: Agavesos, Espadín
El Mole de Atocpan
Chef Jorge Córcega (Ruta de la Milpa, CDMX )
130 g de guajolote sous-vide con apionabo, zanahoria y mastuerzos.
Se marida con: Gran Reserva Shiraz. Casa Madero. Shiraz. Parras, Coahuila.
Floración en el Mezquital
Chef Juan Antonio Rodriguez ( Hñähñú Cocina Otomí de Raíz, HIDALGO)
Chile ancho fermentado en miel, diversidad de flores y quelites de primavera. Con mole
de flor de palma.
Se sugiere el siguiente maridaje: Ixkahä – Cintia Salvador (Hñähñú Cocina Otomí de Raíz, HIDALGO)
Gin Tonic de Xoconostle con Ginebra Jäpi, de Ixmiquilpan, Valle de Mezquital.
Mole poblano
Mural de los Poblanos
130 g de costilla de res, ayocotes, puré de plátano macho y ensalada de quelites y flor
de calabaza.
Maridaje: Gran Reserva, Malbec. Casa Madero. Malbec. Parras, Coahuila
Postres
Nieve de pitaya
Mural de los Poblanos
Maridaje: Agavesos, Pichomel.