La avellana, también conocida como cobnut, es un tipo de fruto seco del que disfrutamos desde hace miles de años. Las avellanas son originarias de Europa y Asia, fueron muy valiosas para los antiguos griegos y romanos. Incluso las utilizaban como moneda en algunas regiones.
El avellano, que puede alcanzar los 12 metros de altura, produce pequeñas nueces redondas encerradas en una cáscara dura y leñosa. Estas nueces tienen un sabor dulce a nuez y una textura rica y cremosa, por ello, son un ingrediente popular en muchos platos y dulces.
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Historia de la avellana
Históricamente, las avellanas siempre se utilizaron con diversos fines más allá de la cocina. En la antigüedad, les atribuían propiedades medicinales y se utilizaban para tratar diversas dolencias, desde la tos y el resfriado hasta problemas digestivos y afecciones cutáneas. Los antiguos griegos creían incluso que las avellanas podían curar la calvicie.
Además de su uso en medicina, las avellanas también eran apreciadas por sus propiedades nutritivas. Son una buena fuente de proteínas, fibra y grasas saludables, y contienen una serie de vitaminas y minerales, como vitamina E, magnesio y potasio.
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Usos culinarios y cosméticos
Hoy en día, las avellanas se utilizan de diversas formas, tanto en la cocina como en la industria. Son un ingrediente popular en productos horneados, como pasteles, galletas y panes, y a menudo se utilizan como cobertura de postres como el helado y el yogur. También son habituales en repostería, como las trufas de chocolate y los pralinés.
Además de sus usos culinarios, las avellanas también se emplean en la elaboración de cosméticos y productos para el cuidado de la piel, por su alto contenido en vitamina E y sus propiedades antioxidantes. También se utilizan en la producción de aceite de avellana, que se emplea en la cocina y como aliño de ensaladas.