Por Michelle López – @Mich_Lv
¿Quién no ha mirado en su bolsita de dulces de una fiesta y encontrado una de estas maravillas? ¿Qué antojo azucarado de media tarde no puede satisfacerse plenamente con esta delicia? Hablamos, por supuesto, del mazapán.
La versión tradicional española se prepara con una mezcla de azúcar y almendras crudas. Sin embargo, esta receta básica puede personalizarse para todos los gustos: en el área riojana de Soto de Cameros al mazapán se le agrega ralladura de limón y almendras amargas, mientras que el conocido como Pan de Cádiz se hornea sobre oblea y se decora con confitura de yema de huevo.
En repostería clásica española se manejan tres tipos de mazapán: base, basto, y fino:
- El mazapán basto lleva almendra y azúcar en iguales proporciones; la mezcla se liga con claras de huevo y se hornea.
- El mazapán basto lleva más almendra que azúcar, también se liga con claras, y sirve para la elaboración de pequeños pastelillos conocidos como panellets.
- El mazapán fino o cocido utiliza un almíbar derivado de azúcar y sustituye las claras con agua, por lo que no es necesario hornear. Con él pueden moldearse figuras o reemplazar al fondant en la cobertura de pasteles, bizcochos, y galletas.
La maleabilidad de la pasta permite además moldear el mazapán en cualquier forma o figura, y es común experimentar con su textura para infinidad de creaciones reposteras. El mazapán puede incluso teñirse para agregar aún más creatividad.
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En México generalmente se sustituyen las almendras por cacahuates, y también podemos encontrar mazapanes cubiertos de chocolate o hechos a base de leche.
¿Cuál es tu favorito?