¿De qué trata la comida prehispánica? Al escuchar el término es posible que nos suene a algo exótico, incluso raro, alguna extravagancia relacionada con corazones de guerreros y doncellas en cenotes.
Por Michelle López – @Mich_Lv
Lo cierto es que muchos de los ingredientes que usamos día a día son totalmente prehispánicos y prácticamente no han sufrido alteración alguna. Los platillos que disfrutamos a diario en cualquier esquina tienen muy pocas diferencias con aquéllos que los tlatoanis y sus súbditos tanto apreciaban.
La mazorca como base de todo
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Pilar de nuestra gastronomía, el maíz se cultivaba en tierra azteca mucho antes de que cualquier europeo tuviera nociones del continente. Su popularidad es eterna, capaz de sobrevivir a guerras, revoluciones, cambios de idioma o identidad y a la constante reconstrucción de patrias.
El maíz es un alimento universal que puede disfrutarse directamente, como los esquites y elotes que compramos por doquier, o en alguno de sus derivados de masa: tortillas, tostadas, tamales, atole, tlacoyos, pozole… Estos manjares ya se servían en el esplendor de las pirámides y los cambios que han tenido son mínimos.
Con un significado sagrado en nuestra cultura, este grano está presente en cada momento de nuestra alimentación y es el punto de contacto entre el mundo terrenal y lo que nos espera en el otro lado.
Insectos
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Chapulines y gusanos ya formaban parte de la dieta cotidiana prehispánica y han logrado mantenerse populares hasta nuestros días. Habrá quien se espante, pero estos animalitos también están presentes en infinidad de presentaciones, desde tacos hasta botanas, y no tienen planes de desaparecer.
Sin duda una comida para valientes, pero eso es lo que distingue a los mexicanos, ¿a poco no?
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Los -ates y -otes
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Jitomate, aguacate, chocolate, cacahuate, chayote, epazote… Todos ellos tienen el Nuevo Mundo como cuna. Hoy en día hay platos al otro lado del mundo que resultan inimaginables sin estos ingredientes: la comida prehispánica se ha vuelto imprescindible en muchas naciones y hasta emblemática de su cultura. Cada quien le ha dado su toque, pero lo cierto es que la comida prehispánica y mesoamericana es el origen de todo.
¿Del que no pica?
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La segunda alma de la cocina mexicana, después del maíz, es el chile. No en vano nos lo regaló la diosa Tlatlauqui: es uno de los principales referentes de la gastronomía mexicana y el ingrediente por el que nos reconocen en todo el mundo. Nuestros chiles no compiten por récords mundiales de cuál pica más o cuál causa más daño, ni han sido creados en laboratorios sólo para interferir en la naturaleza: los chiles mexicanos nacieron de la tierra y su picor simplemente realza el sabor de cualquier platillo al que se le acerque.
El chile ya era chile antes de la Conquista, ¿imaginas las caras de los españoles al conocerlos? No en vano es un gesto de cortesía preparar al estómago extranjero antes de enfrentarlo a las delicias locales
La comida es la raíz que más conservamos de nuestros ancestros. Nos hemos mezclado en sangre, idioma y creencias, pero la cosmogonía de la alimentación se conserva prácticamente intacta y es imposible recrearla al 100% fuera de sus fronteras.