Por: Liliana Ortiz / @lilimarleen91
Quiero playa, ¡ya! Con este pensamiento en mente llegué al viernes, tenía ganas de sentir la arena caliente en mis pies y después la frescura del agua de mar; desayunar, comer y cenar mariscos y pasar una tarde entera acostada en una hamaca.
Sin embargo, mi único plan para el finde era asistir a una comida algo peculiar en un lugar llamado Candelilla 16.
Cuando recibí la invitación los organizadores me dijeron que se realizaría en un “anti-restaurante” y que no conocería su ubicación hasta el último momento.
También me preguntaron si tenía alguna restricción alimenticia, les respondí que no y se despidieron, dejándome con la duda sobre cuál sería el menú e incluso el tipo de alimentos que se servirían. Es más, ni siquiera sabía a qué se referían con “anti-restaurante”.
“Todas las comidas y cenas son temáticas”, me dijo Fernanda, una amiga que ya había asistido en ocasiones anteriores a este speakeasy (o lugar de gastronomía secreta). “El mes pasado fui a una (comida) inspirada en la lucha libre”.
The Secret Donut Society: un secreto seductor
Llegó el sábado, la cita era a las 14:00 en un lugar ubicado al sur de la ciudad. Esperé a Fernanda en un punto intermedio y llegamos juntas.
La sede es una casa con un comedor amplísimo, para 18 personas personas, decorado de forma meticulosa con flores y luces cálidas.
Candelilla 16: una experiencia sensorial y deliciosa
¡La playa me perseguía! En esta ocasión la temática estaba dedicada a los sabores de Baja y a los viñedos.
Durante la recepción aprendimos sobre los “chili dog” de Tijuana y cómo preparar ensalada César auténtica y Margaritas. Fue relajante conversar con el resto de los asistentes, sobre todo porque el tema central eran bebidas y platillos riquísimos.
Antes de comenzar con la experiencia sensorial nos explicaron las reglas del juego, la más importante consistía en utilizar un cubre ojos cada vez que sonara una campana.
Posteriormente se reprodujo un audio con la historia de una reportera de estilo de vida que viajó a Baja para realizar un reportaje. El relato se dividía en cinco capítulos, siendo el primero de ellos: viñedos y el BajaMed, un estilo culinario que combina cocina mexicana, mediterránea y oriental.
Baja, el paraíso de los camarones gigantes y la langosta
A éste le siguieron: El acuario del mundo, El viaje astral, El oasis y La chinesca. La narración era complementada con efectos sonoros y sensoriales: hojas con las que acariciaban las mejillas de los asistentes, fuentes de calor que simulaban la cercanía con una chimenea y el sonido del agua.
Un menú inspirado en Baja y los viñedos
Entre cada capítulo un equipo de anfitriones servía platillos relacionados con la historia de la periodista, pudimos probar: un mini taco de langosta, marlín fresco sellado y brochetas de pollo y verduras chinas, entre otras especialidades.
En total fueron seis tiempos, con un postre intermedio y otro al final, este último compuesto por agua de rosas, higos frescos y helado de dátiles. Me sorprendí raspando con mi cuchara el último plato, ¡quería comer más! Quería seguir sintiéndome en la playa.
En Candelilla 16 los cocineros son jóvenes, creativos y se muestran felices por los alimentos que preparan y sirven, esa felicidad se contagia.
Además, el concepto sensorial se logra de manera excelente, incluso mientras tienes los ojos cubiertos y escuchas la narración es posible llegar a pensar que en realidad te encuentras frente al mar o en el escenario al que esté dedicada la reunión.
Las historias cuentan con datos de interés y un poco de historia, no es mera ficción.
Por si fuera poco, al finalizar cada comida -de aproximadamente cuatro horas- puedes disfrutar de la sobremesa, con otra bebida adicional a los vinos y cerveza que se sirven con los alimentos. Y platicar con el resto de los asistentes, como si se tratase de una reunión de amigos. ¡Ya quiero regresar!
- Contacto: @Candelilla16