Con huevo, carne, pollo y hasta cochinita pibil, salsa roja o verde puede ser a veces una decisión difícil. Los chilaquiles se han ganado uno de los puestos favoritos en la gastronomía mexicana. Y si los haces en casa, puedes añadir o quitar lo necesario hasta llegar a la mejor receta.
Por: Desiree Perea
Conociendo este platillo más a fondo, se dice que la época colonial es la aproximación más cercana de origen. Pues cuenta con elementos prehispánicos propios que se fusionan con ingredientes traídos de Europa.
Pero eso si, el nombre puede entenderse desde el náhuatl. Ángel María Garibay, quien fuera historiador y filólogo mexicano llegó a la definición más aceptada en nuestros tiempos. “Algo metido en chile”: chili haciendo referencia al chile y aquilli como “algo metido en“.
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1. Salsas en los chilaquiles
Comenzamos con el líquido que necesita todo el sabor. Ya sea que elijas jitomate o tomate, necesitas tres ingredientes básicos que todas las mamás y abuelitas tienen memorizados: cebolla, ajo y sal.
El tip número uno tiene que ver con evitar una salsa verde amarga. Para ello el mejor consejo es utilizar la misma agua donde se cocieron los tomates. Después de licuar los ingredientes, en una cacerola con un poco de aceite caliente, se vierte la salsa para rectificar la sazón.
2. Nivel de picante
La gastronomía de México no es la misma sin chile. Y es que existen diferentes tipos de este ingrediente que pueden cambiar el sabor. El consejo aquí es añadir el picante al momento de hervir. Dejando así que los chiles hagan su magia, se suavicen y dejen todo el sabor a la hora de licuarlo.
Y en caso de que quede picoso, lo recomendable no es agregar sólo agua, puedes licuar un poco de jitomate o tomate extra, evitando que se pierda el sabor y la consistencia.
3. Los detalles cuentan
Siguiendo con los tips, aunque este platillo cuenta con diversas texturas, algunas pueden llegar a incomodar. Si es tu primera vez haciendo esta receta, debes tomar en cuenta que sólo es necesario colar si el jitomate es el ingrediente principal.
4. Proteínas clásicas y nuevos descubrimientos
Actualmente las proteínas con mayor popularidad son: huevo estrellado, bistec y pollo deshebrado. Pero eso no impide que puedan cambiar, el chorizo, la cochinita pibil o cortes de carne son algunos ingredientes que aparecen en las nuevas recetas.
Incluso si no consumes proteína de origen animal, puedes optar por un mix de verduras. Algunas opciones son calabaza y elotes, flor de calabaza o champiñones.
5. Orden antes, durante y después de cocinar
Para evitar algún error con la preparación, considera tener cerca los ingredientes en el orden de aparición según la receta.
Además, sugerimos tener lista la proteína antes de servir los totopos y la salsa. Esto evitará que se hagan blandos y que no se logre el “crunch” desde el primer bocado.
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6. Toppings
Para finalizar el plato, los imperdibles son el queso, la crema y la cebolla. El queso que combina mejor y suele ser el más elegido es el fresco, como el cotija o panela. Aunque si buscas darles un cambio, gratinarlos se ha vuelto una versión popular, añadiendo queso manchego y dejándolos en el horno por un par de minutos.
Como consejo, corta la cebolla en julianas, este tipo de corte es delgado para evitar que el sabor le gane al platillo central.
7. De la vista nace el amor
No importa si estás cocinando para ti o para alguien más, la imagen del plato puede mejorar la experiencia. Existen diferentes versiones en temas de presentación, que incluyen aguacate, epazote y frijoles refritos para crear contraste entre los colores del plato.
Los chilaquiles sin duda con un platillo dinámico y que puede adecuarse al gusto de todos. ¿Cuál dirías que es el mejor momento durante el día para disfrutar este platillo? ¿Eres team salsa roja o verde?