La salsa holandesa es una de las salsas más populares gracias a su versatilidad. Su textura cremosa y su sabor ácido la convierten en el complemento perfecto para cualquier comida. Así tiene lugar en una gran variedad de platos: desde huevos benedictinos y hasta vegetales a la plancha.
Sin embargo, preparar la salsa holandesa puede ser un desafío para algunos cocineros. A continuación te presentamos consejos básicos para su preparación. Además, de algunos errores que se presentan comúnmente en su elaboración, para los identifiques.
Por: Desiree Perea
Así se logra una buena salsa holandesa en casa
La salsa holandesa es una de las salsas más elegantes y deliciosas de la cocina francesa. Tiene grandes propiedades en textura, así como en sabor, por lo que suele ser una preparación recurrente para añadir a diversos platillos. En restaurantes es una salsa que se domina, pues se presenta comúnmente en un clásico del desayuno: huevos benedictinos. Sin embargo, puedes hacerla en casa sin necesidad de complicarte. Hoy te decimos cómo.
La lista de ingredientes para la salsa holandesa es simple. Se requiere en primera instancia mantequilla clarificada. Esta se logra la mantequilla tradicional, que al momento de derretir a fuego bajo, debe retirarse por completo la capa blanca superior que se forma. También necesitas yemas de huevo y jugo de limón o vinagre.
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Como segundo consejo, designa utensilios específicos y exclusivos para la preparación de la salsa holandesa. Lo mejor para incorporar los ingredientes es utilizar un batidor de globo. Y sin duda, requiere de mucha fuerza del brazo.
Esta preparación requiere de calor no directo, por lo que se utiliza la técnica de baño María. Debe mantenerse una temperatura estable en todo momento. Como tip, en caso de la mezcla aumente en nivel de calor, puedes retirar del fuego por momentos, sin dejar de batir.
Por otro lado, una vez que están perfectamente mezcladas las yemas con la parte cítrica, entonces se incorpora la mantequilla. Similar al proceso de la mayonesa, debes mantener el batido, mientras se agrega en forma de hilo constante la mantequilla. Finalmente, lo mejor es servir la salsa holandesa al momento. La textura y el color que se logra recién hecha es un verdadero espectáculo en el paladar.
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Errores comunes en la preparación
En primer lugar, la salsa holandesa es una receta que sin duda requiere paciencia. Cada ingrediente requiere de cumplir características especificas. De esta manera, no chocarán entre sí al momento de incorporarse. Esta preparación requiere de una cocción lenta, con fuego en nivel medio o bajo. Asimismo, los utensilios para batir, así como los recipientes, deben estar completamente secos.
En caso de utilizar herramientas con ligera humedad, puede provocar que la mezcla se corte. Si esto ocurre, deberás retirar por completo y lavar los utensilios para volver a intentar la salsa holandesa desde cero.
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Por último, debido a los componentes de la salsa holandesa, debes saber que su periodo de vida no es muy largo. En caso de no utilizar la preparación completa, puedes guardar el restante en un recipiente de vidrio con cierre hermético. Posteriormente se debe mantener en refrigeración en todo momento.
No es recomendable congelarla, puesto que pierde su consistencia original. Puedes aprovecharla en el desayuno, pues es un gran elemento para aderezar huevos fritos o pochados. La salsa holandesa es un elemento para añadir notas diferentes a tus platillos. ¿Te animas a hacerla en casa?
