Son tamales elaborados a base de maíz y carne de cerdo o pollo, dependiendo la región donde los elaboran. Guerrero, Michoacán y Veracruz se caracterizan por este tipo de recetas las cuales se preparan para las festividades religiosas.
Sin embargo, el nacatamal no solo es un alimento, se cree que desde la época prehispánica este platillo se ofrecía como ofrenda a los dioses para agradecer las cosechas y la prosperidad. Su nombre deriva del náhuatl nacatl (carne) y Tamalli (tamal), de ahí que sus componentes principales sean el maíz y la carne.
En Michoacán se prepara para la fiesta de Arquidiócesis de Morelia, donde una peregrinación anual hace honor a la virgen del Rosario de Quiroga, esto en conjunto con la celebración de Los santos Reyes Magos. Durante esta celebración la música y la comida son parte fundamental.
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Instrumentos de viento, grupos de bailarines disfrazados con túnicas y la gente del pueblo, se centran para honrar esta tradición con el la danza de “los moros”. Al terminar la gente se reúne para compartir sus nacatamales, atoles, guisos con carne de cerdo y mole.
En Guerrero el nacatamal se prepara con carne de cerdo en salsa de jitomate, chile chilhuacle o chile mulato, por lo general el relleno es más picante. Y la masa se puede envolver en hojas de maíz o plátano.
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También existe una versión dulce de esta platillos prehispánico, la cual se prepara con maíz amarillo troceado, miel, canela y en algunos lugares se le agrega cacao molido. Aunque actualmente existen diversas versiones con piaña, nata, miel, piloncillo y dulce de leche.
En Veracruz el nacatamal lleva galletas de animalitos como espesante, además el relleno de cerdo, y va acompañado de pasas y frutos secos. También tiene una versión en blanco que se prepara solo con la masa y la dulce de acitrón y pasas, todo envuelto en hoja de plátano.