Este ilustre hombre y genio renacentista, se dice, encontró una pasión alterna en la vida: los inventos de máquinas de cocina.
Tratar de colocar a Leonardo Da Vinci en una sola disciplina es una tarea imposible; pintor, arquitecto, ingeniero, anatomista, poeta, urbanista, botánico e inventor, son solo algunas aristas de este gigante genio del Renacimiento (siglos XIV a XVI).
Por Pamela Trejo.
Pero, ¿qué tiene que ver Da Vinci con la cocina? ¿Sabías que la obra magna de la Última Cena no es el único tema gastronómico en la que este artista se vio inmiscuido?
En los años 80 salieron a la luz un conjunto de documentos llamados Codex Romanoff; dentro de éste se encuentra y se publica el libro Notas de cocina del virtuoso Leonardo Da Vinci, en dónde se exponen todos los “aportes” que el genio ofreció a este mundo gastronómico.
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Entre ellos se encuentran: una máquina que transforma lasagña en espagueti, una máquina para eliminar las ranas de los barriles de agua para beber, una licuadora gigante, una cortadora de vacas gigante así como notas y recetas de cocina.
Da Vinci, ¿inventor de máquinas de cocina?
¡Todo esto es mentira! ¿Un libro que miente? Sí: locura total.
José Carlos Capel, crítico gastronómico y traductor de este libro, confesó, tiempo después, que todo esto se había tratado de una broma. En uno de sus tantos viajes a la librería se encontró con un libro llamado “Leonardo´s kitchen notebooks” de los autores Shelagh y Jonathan Routh.
Este libro lo publicaron en el día de los inocentes el 1 de abril de 1987, en Gran Bretaña, con la finalidad de hacer pasar un buen momento de risas a los lectores. Los supuestos inventos del artista fueron un juego entre imágenes reales de bosquejos de Da Vinci, pero con descripciones falsas, por ejemplo:
La máquina de lasagña que hace espaguetis es un torno para doblar vigas, la licuadora gigante no es más que otro de sus inventos para intentar volar, en cuanto a la picadora de vacas gigante, modificaron la ilustración, cambiando el dibujo del cañón por una vaca.
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Capel menciona que al momento de traducir el libro sólo tuvo que suprimir uno o dos ingredientes que no iban acorde a la época y voila, éste se vendió como pan caliente.
Sin embargo, en la actualidad esta mentira sigue su curso, se han vendido aproximadamente 75,000 ejemplares que se utilizan en diversos espacios del medio culinario, escuelas, notas informativas, artículos, entre otras.
Si bien es cierto que Da Vinci fue un gran admirador de la cocina, pues existen referencias de que tuvo un restaurante “Los tres caracoles” con su amigo Sandro Botticelli, también es verdad que este genio no se dedicó a la creación de ningún elemento de cocina que haya revolucionado el mundo culinario.
Ahora que sabes la verdad, ¿con cuál versión te quedas?