Crianza, recolección, formas de consumo y valor nutrimental de un alimento que ya forma parte de nuestro presente alimenticio son factores determinantes.
Por: Fernanda Hernández (con información de Acridofagia y otros insectos)
Durante la época prehispánica, el consumo de insectos era exclusivo de personas de alto rango, como parte de los rituales para purificar el alma y fortalecer el espíritu. Era tal la veneración a ellos que dentro de la medicina tradicional, culturas como la nahua, la zapoteca, la mixteca, la maya y la tarasca utilizaban insectos en brebajes con maleza que crecían cerca de sus casas de manera silvestre.
También ve: Temporada de insectos y cuáles se reproducen en México
Al ser ricos en nutrientes como vitaminas, minerales, fosfatos y proteínas, no resulta extraño que proporcionen energía y alivio significativo al consumirse. Y se realicen infusiones con hormiga mielera para combatir los resfriados y los dolores musculares por ejemplo, o bien, se utilicen los jumiles como analgésicos durante las largas jornadas en el campo.
Culturas como la maya y la tolteca conocían perfectamente las bondades alimenticias, religiosas y espirituales de los insectos. El jaguar, las abejas, las mariposas y las hormigas eran consideradas en el plano espiritual como “dioses del universo”, quienes mostraban el camino a cada ser humano durante su muerte. Por su parte, las libélulas, para los teotihuacanos, significaban pureza, pero para otras culturas eran símbolo de desgracia y malos augurios.
Cuestión de gustos
La doctora Julieta Ramos, bióloga de la UNAM, ha estudiado los insectos en diversos campos: salud, alimentación, sustentabilidad y cocina. Los más populares son los escamoles, los chapulines, las abejas, las hormigas, las avispas, los escarabajos y los moscos. Datos de la FAO muestran que en México existen 398 especies comestibles de las mil 900 registradas a nivel mundial, aunque actualmente se dio a conocer una nueva cifra, que indica el consumo de insectos en la dieta de casi 2,000 millones de personas, principalmente en Asia, América y África.
Destacan los escarabajos, las orugas, las abejas, los saltamontes y los grillos. Otro dato importante es el aumento del consumo en el país de 293 a 398 especies, así como de criaderos en el Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Puebla e Hidalgo.
También ve: ¿Cuántos sabes de insectos comestibles?
Sustentabilidad
Además de ser alimento, con los insectos se pueden elaborar productos farmacéuticos y textiles, como el tinte de la grana cochinilla que encontramos en el nopal, la miel y la jalea real melipona de Yucatán (que ayuda a regenerar las células), además de los gusanos de seda de Asia. También sirven para crear composta, colorantes, harinas para el ganado y mantener controlado el ecosistema y las cosechas a nivel mundial.
Forman parte de la crianza controlada que regula el medio ambiente porque no requieren de mucha agua y la mayoría convierte su alimento en abono. Así se mantienen suelos fértiles y libres de gases tóxicos provocados por las heces de los animales de granja. Instituciones como la CONABIO trabajan para mantener controlado el desarrollo en criaderos y legislan los procesos de crianza in vitro para mantener las zonas de desarrollo silvestre vigiladas.