Los platillos salados de Japón son una institución en el mundo: lo mismo por su confección cuidada, que por la restauración de que proveen. El concepto de perfección es constante en la vida de un japonés y la comida no es la excepción.
No obstante, a pesar de la eterna búsqueda de ‘lo ideal’ en una cocina, para ellos el afán último de un restaurante es hacer sentir a la gente mejor que cuando llegó. A ello contribuyen no sólo ingredientes en su estado más puro, sino también texturas, temperaturas y hasta el ambiente que rodea a una mesa.
¿Qué podría igualar a la calidez de un ramen o una sopa miso, a la satisfacción que brinda un udón, o el reconforte de unas gyozas?
Por Ollin Velasco
Sushi, la familia
Si pensabas que el sushi es el clásico rollito que pides a tu cadena de comida japonesa favorita, estás solo parcialmente en lo cierto. El sushi es una categoría amplia de distintas preparaciones que llevan como base arroz preparado con vinagre, acompañado de productos del mar, vegetales o huevo.
Entre los tipos de sushi más conocidos están el nigiri, gunkan, maki, temaki o inari, por mencionar algunos. El de rollo, en su forma estándar, se llama makimono.
Nigiri, el más conocido
Es posiblemente la variedad de sushi más popular en el mundo. Se prepara con un bolita de arroz moldeada con los dedos, sobre la que van pescado o mariscos crudos. No obstante, existen versiones de nigiris que se hacen con vegetales cocidos. Se recomienda acompañarlos de una pequeña ración de wasabi, salsa de soya o ponzu.
Ramen, el clásico
Un clásico que cada vez tiene más amantes consagrados. Se prepara con fideo hecho de trigo, caldo –de cerdo, mariscos o pescado–, láminas de cerdo cocido, cebollín y huevo semococinado. Se consume considerablemente caliente: sorbiendo el líquido con una cuchara y sujetando los fideos con un par de palillos.
Esta sopa tiene como particularidad el uso de aceites comestibles que se rocían encima. Pueden ser de ajo, cebollín o pescado.
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Udon, el imperdible
Fideo grueso, servido con fondo de dashi y salsa de soya. Hay muchos tipos de udon, pero básicamente son planos y redondos. La principal característica de estos fideos es su grosor. Se pueden preparar de forma caliente, así como en frío.
A un plato de udon con caldo se le agregan encima uno o varios ingredientes. Puede llevar verduras, naruto, pescados ahumados, huevo y algas, etc.
Tempuras: la cobertura crunchy
Es un capeado hecho con agua, trigo y huevo, que se fríe. Va sobre marinos o verduras. Aunque muchas veces se confunde con un capeado como los que conocemos en México, la tempura no utiliza huevo para su preparación.
Como tip: para que disfrutes más los platillos que se hacen con esta técnica, pruébalos lo más cercanos a su hora de preparación. Así estarán siempre más crujientes.
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Gyozas, pequeños bocados
Se trata de pequeños dumplings hechos con pasta de trigo. Van rellenos de carne de cerdo, res o camarón, generalmente acompañadas de verduras picadas finamente.
Las gyozas pueden ser cocidas, hechas al vapor o ligeramente fritas. Quizá no lo sabías, pero los dobleces de la masa que las recubre muchas veces es un sello familiar.
Sopa miso, para días lluviosos
La sopa miso lleva un fondo de katsuobushi y alga kombu, con pasta de miso, tofu, cebollín y wakame. Es ideal para empezar cualquier festín japonés, especialmente si te encuentras en un clima templado o frío.
Te recomendamos acompañar esta receta de un sake no filtrado. Cuando los pruebes juntos, entenderás por qué es una fórmula siempre ganadora en Asia.
Si eres fan de la comida japonesa, te invitamos a consultar la revista descargable que hicimos para conmemorar los Juegos Olímpicos que actualmente se llevan a cabo en Tokio.
¡Provecho!