En la gastronomía existen diversos condimentos que nos ayudan para sazonar o realzar el sabor de los alimentos. Estos ingredientes son fundamentales en la cocina y se utilizan para darle variedad y profundidad a los platillos, además de mejorar su sabor y aroma. Entre los más conocidos puede ser sal, pimienta, ajo y cebolla. Pero hoy te traemos el miso que es un condimento tradicional japonés acompáñanos a descubrir más acerca de él.
Por Mariana Frias
Es hecho mediante la fermentación. De granos de soja, sal y a veces otros granos o cereales, como arroz o cebada, con la ayuda de un hongo llamado Aspergillus oryzae. Este proceso de fermentación puede durar desde unos meses hasta varios años, y el resultado es una pasta espesa con un sabor único y complejo. El miso es un ingrediente esencial en la cocina japonesa y se utiliza para hacer sopas, salsas y otros platillos. La sopa de miso, conocida como misoshiru, es especialmente popular. Se prepara combinando miso con caldo de pescado llamado dashi, algas, tofu y otros ingredientes.
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Existen diferentes tipos de miso, que varían en sabor, color y textura, dependiendo del tipo de granos utilizados, el proceso de fermentación y el tiempo de maduración. Algunos son más salados e intensos, mientras que otros son más dulces y suaves. El miso no sólo agrega sabor a los platillos, sino que también aporta beneficios para la salud debido a su proceso de fermentación. Contiene enzimas, probióticos y nutrientes que pueden ser beneficiosos para la digestión y el sistema inmunológico. Además, es una buena fuente de proteínas, vitaminas y minerales.
Historia y origen del Miso
El miso tiene sus raíces al menos al séptimo siglo. Aunque algunos registros sugieren que podría haber sido consumido incluso antes. La producción implica la fermentación por el hongo llamado Aspergillus oryzae, que actúa como agente de fermentación. Este proceso de fermentación es esencial para el desarrollo del sabor y las propiedades únicas.
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Se cree su producción se originó en China y fue llevada a Japón durante el siglo VII o VIII. Inicialmente, el proceso de fermentación y la utilización de hongos como el Aspergillus oryzae para fermentar la soja eran técnicas importadas. A lo largo de los siglos, los japoneses refinaron y adaptaron la producción de miso para adaptarse a sus preferencias culinarias. La fermentación de granos de soja con sal y, en algunos casos, granos adicionales como arroz o cebada, se convirtió en una práctica arraigada.
Con el tiempo, se desarrollaron diversas variedades de miso, influenciadas por la región, el clima y las preferencias locales. La duración de la fermentación y los ingredientes utilizados afectan el color, sabor y textura. Koji-miso es de las variedades más comunes donde es fermentado durante un corto período. El aka-miso fermentado durante más tiempo. Es fundamental en la alimentación diaria de los japoneses. Considerado un alimento básico en la dieta japonesa.
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Aunque su origen está firmemente arraigado en la cultura culinaria japonesa, el miso ha ganado popularidad en todo el mundo. Utilizado en diversas cocinas y por personas que buscan ingredientes fermentados y sabores distintivos.